Mons. Jorge Lozano

Con la fuerza y la esperanza de una pequeña semilla

Con ese ánimo quiero compartir estas reflexiones. Las discusiones de estos días acerca del aborto han sido muy intensas y, por momentos, se despertaron sentimientos de enojo o tristezas. Pero no te dejes vencer por el desaliento. El Evangelio de hoy nos trae la Parábola de la pequeña semilla que va creciendo por sí sola de manera tan oculta como imparable. Y así es el Reino de Dios. Tiene comienzos sencillos y humildes, pero no se detiene.

Todo lo que hemos hecho por amor no quedará sin recompensa. No nos está permitido bajar los brazos. La verdad, el bien y la belleza de la vida necesitan que sigamos a su servicio.

La votación tan ajustada promovió el proyecto sobre el aborto. La mitad más dos de los diputados lo aprobaron, y la mitad menos dos lo rechazaron. Hubo muchas presiones de parte de varios grupos, entre ellos los medios periodísticos nacionales, casi todos con una posición clara a favor del aborto. Algunos legisladores claudicaron y cambiaron su voto.

Me sumo a la expresión de la Conferencia Episcopal: “Valoramos la honestidad y valentía de todos aquellos que en distintos ambientes de la sociedad han sostenido que vale toda vida y, de un modo particular, a los legisladores que han expresado esta mirada”.

En los debates acerca del aborto, tanto en los medios de comunicación como en el recinto de la Cámara de Diputados hubo algunas ausencias muy notorias: el principio de la vida fue uno; y el lugar de los papás, el otro.

Las personas que promovieron el aborto evitaron pronunciarse respecto del inicio de la vida humana. ¿Desde qué momento hay alteridad? ¿Cuándo comienza a haber un “otro” en cuestión? No se habló de la novedad que implica un corazón pequeño latiendo con fuerza, de la sensibilidad al dolor del embrión, de sus funciones orgánicas, de su instinto de supervivencia.

El derecho de la mujer embarazada parecía ensombrecer a cualquier otro sujeto. La libertad se pondera solamente en la mamá. ¿Y el otro? ¿Cuándo es sujeto de derechos? ¿En qué momento comienza a tener valor para la ley?

Cuando se decide terminar (no interrumpir, por favor) el embarazo, ¿qué se quita del vientre materno? ¿Células? ¿De quién?

La otra ausencia notoria en el debate fue el lugar del papá intentando llamarlo progenitor. Las menciones al varón en cuestión lo mostraron de modo nefasto. Dando vida y borrándose dejando a la mujer en su soledad, como el que busca solamente sexo esporádico sin compromiso ni responsabilidades; otros como violentos y golpeadores, castigando a la mujer por haber quedado embarazada, haciéndola única “culpable” del resultado de la relación de dos. O como violador (padrastro, tío, primo, vecino) de la niña-adolescente en su casa. A ninguno de estos dramas se les dio solución desde la raíz. El proyecto no aporta nada para la maternidad vulnerable, salvo “aborto”.

La mujer golpeada seguirá siéndolo al regresar a casa, y la niña abusada continuará en su suplicio de aberración y opresión. El aborto termina con el resultado del sexo sin amor, pero no soluciona la violencia padecida. Más bien la deja como está, oculta. La mujer indefensa y golpeada tiene como respuesta de la sociedad: “te saco el bebé y volvé a la sala de tortura”.

Una médica obstetra me decía ayer: “padre, siempre le pido a Dios que bendiga mis manos para traer la vida. Yo no voy a cumplir con esta ley. Con mis manos no”.

Acompañemos con afecto a tantos médicos, enfermeras, asistentes y operadores de salud que viven con angustia estas horas.

Con esta votación no perdió la Iglesia, ni un sector de la sociedad. Perdimos todos. Especialmente los más indefensos, los niños por nacer.

Renovemos con esperanza las convicciones a favor de los más pequeños. Vale toda vida.

Unos cuantos legisladores y funcionarios a favor del aborto se alegraron con el Papa por la Encíclica Laudato Si’, acerca del cuidado de la casa común. Se nota que no la leyeron entera. Allí Francisco escribió: “En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo diferente, algunos atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad. No faltan presiones internacionales a los países en desarrollo, condicionando ayudas económicas a ciertas políticas de ‘salud reproductiva’ ”. (LS 50) “Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos-, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza.” (LS 117) Y “dado que todo está relacionado, tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto”. (LS 120)

Hoy es el día del Padre. Sabemos que la gran mayoría de ellos no son violadores ni golpeadores. Un cariño de parte de todos, son hombres que cuidan la vida pequeña y la adulta. Que saben enfrentar lo que venga con trabajo, solidaridad, ternura. Vale toda vida.

Hoy, 17 de junio, se cumple un año de haber asumido como Arzobispo de San Juan de Cuyo. Doy gracias a Dios por su misericordia y me confío a su Amor.

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