El origen del descubrimiento fue cuando un ciudadano argentino llegó al puesto de la Aduana en su auto desde el país vecino con intención de ingresar al territorio nacional. Durante las preguntas de rutina el personal del organismo notó que el hombre estaba incómodo y que no respondía con claridad.
Si bien el conductor aseguró que no tenía nada para declarar, los agentes de la Aduana sospechaban que ocultaba algo. A simple vista todo parecía estar bien, pero cuando abrieron el baúl encontraron la mercadería en infracción.
El hombre llevaba 337 repuestos para maquinarias ocultos en bolsos. Dado que la maniobra significa una transgresión al Régimen de Equipaje del Código Aduanero, el personal secuestró la carga valuada en $4.300.000. La multa por la infracción podría ascender a los $12.900.000.
