"Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida", reza una línea de "Canción de las simples cosas" compuesta por los maestros de la música de raíz folklórica Armando Tejada Gómez y César Isella. Esa frase la lleva en el alma Eduardo Manchula, un mecánico de motores y también de vidas.

A sus 63 años, este pasado jueves se despertó al amanecer. Eduardo tenía dos misiones en ese día: donar sangre y no llegar tarde a trabajar. Temprano arribó al Banco de Sangre del Hospital que funciona en Luis N. Palma 874, esperó su turno y rápidamente comenzó el proceso de extracción. Ya lo conoce, es un concurrente asiduo. Todo era como siempre hasta que la asistente Eugenia Antúnez apareció con su teléfono, le pidió autorización para tomarle una imagen y con una sonrisa le dijo "Sos el donante 40 mil".

Ese jueves, común como cualquier otro, se transformó en una caricia del alma para Eduardo Manchula. Al rato, ya en el taller de rectificación aparecieron periodistas, cámaras de televisión, lo llamaron de una radio. "Este agasajo que recibí por ser el donante 40 mil me llenó de alegría, nunca pensé que me iban a hacer este reconocimiento", cuenta sin abandonar sus labores cotidianas.
El valor de las simples cosas
La vida está hecha de "esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón", dicen Tejada e Isella. Ese dolor que permite valorar a nuestros afectos y lo esencial de estar vivos. Eduardo lo sabe y, fundamentalmente, lo aplica a diario.

Mecánico y rectificador de motores, es también un rectificador de almas, un restaurador de vidas. Desde hace 40 años se destaca por su solidaridad con quienes necesiten una donación de sangre. "Mi corazón me lo dijo cuando tenía 20 y tantos años. Es un servicio que me permite generar, prolongar y mejorar calidad de vida a otras personas", definió con claridad.

"Para donar suelen convocarme un par de días antes. Yo siempre estoy abierto mientras cumpla con los tres meses de plazo que es necesario. Estoy al pie del cañón, pensando que es humano tratar de alargar la vida o mejorársela a otras personas", expresó con sabiduría.

"A través de este servicio siento una gran alegría, un regocijo interno. Gracias a mi patrón que me autoriza he viajado a Buenos Aires a donar en el Hospital Garrahan y también ya tengo una relación con el personal del Banco de Sangre del Hospital. De hecho quiero agradecerles y resaltar el trato humano de ese equipo".

Dar para recibir, otro pilar de Eduardo, el hombre menudo con su mameluco azul, quién agregó "yo hago una vida ordenada, no tengo vicios, no fumo. Eso me da calidad de vida para mí y para mi familia a la que inculco para que sigan mis pasos, para que podamos ser útiles a otros". Dar, recibir y sembrar un legado.
Cuidar al donante
El responsable del área, Dr. Héctor Castillo resaltó que "tenemos un Banco de Sangre del Hospital Centenario Gualeguaychú que es un modelo de gestión en cuanto a cómo se trabaja. Sabemos que llegamos a nuestro donante 40 mil porque contamos con un registro informático como piden las normas y legislación vigente, que luchan constantemente por conseguir mejores estándares" en la salud pública.

"Eduardo se suma a una cantidad muy importantes de donantes voluntarios, que se han ido incrementando año a año y son repetitivos. Es decir, como se dice en lenguaje comercial, lo importante no es que venga el cliente sino que vuelva y acá estamos notando que la gente vuele. Es un gran avance en la toma de conciencia de la importancia que tiene la donación de sangre como un eslabón fundamental en la donación de órganos. La sangre es un órgano con la diferencia que la podemos donar varias veces en vida", recalcó Castillo.

Sin embargo, las metas del Banco se mantienen vigentes, tal como las simples cosas de la vida. "Estamos muy contentos y esperamos pronto llegar al objetivo de 100 por ciento de donantes voluntarios y repetitivos. Nuestra primera premisa es cuidar a nuestros donantes y, evidentemente, lo estamos consiguiendo porque tenemos un nivel de satisfacción muy alto y eso favorece que quieran volver, con estándares cada vez más exigentes que garantizan la ruta de calidad de la sangre que recibe el receptor".

Héctor Castillo señaló que "donar es un acto absolutamente voluntario, es hacer algo pensando exclusivamente en el otro. A la persona no le hace nada desde lo biológico, nos hace bien desde lo espiritual esa sensación de que estamos salvando o favoreciendo la resolución de tres vidas. Eso es lo importante del acto de donar que provoca un gran cambio en el paciente receptor para seguir viviendo. La sangre no se fabrica, ni se vende o se compra. Es un acto altruista, de pensar en el otro y Gualeguaychú demuestra constantemente su impresionante espíritu solidario por eso pretendemos que sea una acción permanente y no por un caso de necesidad", concluyó.-
Solidaridad Salud Pública Hospital Centenario
Suscribirse a nuestro newsletter
Y manténgase siempre bien informado.

¡Suscripción exitosa!

Gracias por elegirnos para informarte.

Lo sentimos, se ha producido un error inesperado

Por favor intente nuevamente

¿Qué opinas? Dejanos tu comentario sobre esta nota

Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación... [X]

Comentarios ()

El comentario no será publicado ya que no encuadra dentro de las normas de participación de publicación preestablecidas.

¿Deseas denunciar este comentario?

No Si
Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación... [X]