La cuenta lechera más importante de Entre Ríos está en crisis. "Esto es dramático porque se trata de familias de varias generaciones de productores de leche", advirtieron desde la Sociedad Rural de Nogoyá
La situación que enfrentan los productores de leche en Entre Ríos es dramática, al punto que entre 2016 y 2017 sólo en el departamento Nogoyá, la principal cuenca lechera entrerriana, cerraron 37 tambos, en su mayoría de pequeños y medianos productores.
El dato, durísimo –detrás de cada tambo que baja la persiana hay varias familias que quedan sin trabajo y sin ingresos–, lo aportó a Dos Florines María Guadalupe Vivanco, la presidente de la Sociedad Rural de Nogoyá.
La dirigente, además, remarcó que la sequía ha provocado “un impacto enorme” y estimó que la producción de leche “ha caído un 30 por ciento” por lo menos, razón por la cual la institución que preside, junto a la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), su entidad madre, ha pedido la urgente declaración de la emergencia agropecuaria. Praderas secas, daños en el 50 por ciento de las sojas de primera y maíces con rendimientos de apenas 25 quintales por hectárea son argumentos más que válidos para tal solicitud.
Más allá de los perjuicios de la sequía, los tamberos esperan desde hace mucho tiempo el reordenamiento de la actividad, una baja de la presión fiscal, mejoras en las condiciones de comercialización, más infraestructura y más mercados internacionales, por nombrar sólo algunos de los problemas de un sector productivo que “tiene la responsabilidad de sostener a cientos de pueblos del interior”, subrayó Vivanco.
Para la ruralista nogoyaense, “es importante que se tome conciencia que la crisis de la lechería es económica pero también es social, y tiene un impacto directo en las familias, en la sociedad. Son miles los puestos laborales que se pierden cuando se cierran los tambos y se profundiza el desarraigo rural”, remarcó.