Releer el discurso del gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, ante la Asamblea Legislativa permite vislumbrar que el comienzo iba a ser en modo topadora y contraposición al esquema de trabajo de su antecesor, el peronista Gustavo Bordet, quien tuvo un modo de conducción slow anclado en la idiosincrasia entrerriana.

Sin embargo, los primeros días de la gestión parece haberse adaptado a los tiempos y estilos de la política provincial, mientras mantiene viva su incidencia en el juego de la política nacional, algo que marcó desde el vamos tanto en la movida de los gobernadores de Juntos por el Cambio como estrechando lazos regionales, en particular con el santafesino Maximiliano Pullaro con quien planean relanzar la Región Centro y bosquejan el tratado de la Región Litoral, junto con Chaco y Corrientes.

En aquel primer discurso Frigerio recitó algunas oraciones de la biblia de Javier Milei. “No hay más plata”, aseguró, a la par de adelantar que su gobierno pondría fin “al despilfarro de los recursos públicos”. Cargó contra la casta entrerriana: “En esta Legislatura hubo un escándalo al que la política le dio la espalda”, dijo, en referencia a la Causa Contratos que reveló malversación de fondos que investiga la Justicia.

Además, anunció que enviará a la Legislatura proyectos de ley de reforma política que incluirán la ficha limpia, la ley de ética pública, la boleta única y el acceso a la información pública. “Vamos a asegurarnos de que ningún funcionario opere de los dos lados del mostrador”, marcó.

Hasta ahora ninguno de esos proyectos ingresó a la Legislatura ni entrarán en lo inmediato. La excepción es un proyecto de ficha limpia -aunque lleva otro nombre- de la diputada oficialista Gabriela Lena.
Modo soft
La idea más aceptada entre los colaboradores de Frigerio es que las iniciativas se dosificarán. Eventualmente, el mensaje de inicio de sesiones ordinarias, el próximo 15 de febrero, puede marcar un reordenamiento de prioridades y de agenda legislativa. Para ese entonces se espera que haya mayores certezas sobre lo que va ocurriendo a nivel nacional.

En definitiva, quizás aplacado por el calor húmedo de los primeros días de diciembre, la realidad es que el arranque del nuevo gobierno fue en modo soft.

Por caso, después de que Frigerio deslizara en la prensa porteña que peligraba el pago del aguinaldo, sus funcionarios sembraron tranquilidad en diálogo con el sindicalismo.

Luego, en la semana entre la Navidad y el Año Nuevo, el mandatario apareció en una reunión con los representantes sindicales de estatales y docentes para anunciarles un incremento salarial en diciembre.

De a poco, Frigerio cambió la beligerancia discursiva por algunas acciones concretas que calmaron ánimos en medio del clima caldeado que domina el escenario nacional. En lo urgente, el área de Trabajo del Gobierno hilvanó acuerdos para bajar la espuma de una conflictividad incipiente. Por ejemplo, con los trabajadores del Estado para establecer cómo será la relación paritaria en adelante.

Otro acuerdo con la UOCRA y la Cámara Argentina de la Construcción por el futuro de la obra pública. El gobierno se encontró con atrasos por 22.000 millones de pesos, por lo que acordó neutralizar las obras por 60 días para analizar caso por caso y decidir cuáles pueden continuarse y cuáles seguirán paradas.
La apuesta nacional
En el plano nacional, Frigerio no solo no oculta gestos de cercanía personal con Javier Milei, sino que los hace evidentes. Que el presidente se refiriera a él como “Roger” en la reunión con los gobernadores, mientras a otros les dedicó un saludo formal, da cuenta de ello y así lo entienden en la provincia.

Pero no solo desde lo gestual se ubica como “oposición constructiva”. Trabajó en acercar alternativas de proyectos tributarios y fue de los primeros en hablar del rol que ocuparán los gobernadores de Juntos por el Cambio en reemplazo de la actual conducción. Impulsa una mayor incidencia de los gobernadores en las decisiones de JxC.

Con el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, tejió una alianza robusta desde donde marcan la agenda en temas específicos. Con el cordobés Martín Llaryora completan la influyente Región Centro. Representantes de las tres provincias se juntaron el lunes pasado en San Francisco para aceitar la puesta a punto de la coalición interprovincial.

Por otro lado, Frigerio y Pullaro pretenden crear la Región Litoral, junto con Chaco y Corrientes, donde gobiernan Leandro Zdero y Gustavo Valdés, también de Juntos por el Cambio. En este caso se garantizan sintonía política absoluta, además de comunión de intereses para pelear políticas productivas, recursos y muy especialmente incidencia en la hidrovía del Paraná.

Así, puede leerse un desdoblamiento del gobernador Frigerio. Por un lado, un dirigente acostumbrado a las lides de disputa capitalina, que en su momento desplegó a pleno como ministro de Interior durante el gobierno de Mauricio Macri, pero que en su nuevo rol se adaptó a la política entrerriana, mucho más soft. Por el otro lado, el político con intenciones de ser participe o incluso liderar un proceso de renovación dirigencial en el plano nacional que lo tenga como protagonista.

Fuente: Letra P| Exequiel Flesler
La era Frigerio Política
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