La primera vez que "Blanco y Negro" presentó -bajo la dirección de la profesora Silvina Miró- "Alicia en Frikiland", fue hace poco más de dos meses, el sábado 19 de agosto. Hacía frío y no éramos todos los que podríamos haber sido aquella noche en el Teatro de Gualeguaychú. Me acuerdo de haber pensado: "que gran oportunidad sería que esta obra fuera vista por muchos más chicos con sus compañeros de escuela y sus docentes".
Finalmente esto ocurrió. Las ganas de Silvina Miró por continuar el proyecto y el trabajo sostenido de los adolescentes que integran "Blanco y Negro", hizo posible que durante el lunes 23 y el martes 24 de octubre -en horarios de la mañana y de la tarde- vuelva a presentarse "Alicia en Frikiland" en el Teatro de Gualeguayachú.
¿Sería justo adelantar con qué se van a encontrar cuando vean la obra? No lo creo. Aunque si vale la pena adelantar apenas algo, eso que diferencia a la clásica historia que todos conocemos de esta versión disparatada pero a la vez tan conectada con lo que nos pasó y les pasa a muchos pibes que andan por la vida construyendo su identidad con esperanza.
La historia de "Alicia en el País de las Maravillas" fue escrita a mediados del siglo XIX por el brillante Lewis Caroll; desde entonces ha tenido incontables adaptaciones en las artes escénicas y audiovisuales en diferentes escenarios del mundo entero. Concebida originalmente para entretener a los niños, se trata de una obra que logra interpelar a personas de todas las edades. Repleta de simbolismos y metáforas, cada lector o espectador resignifica las señales y sacude sus propias certezas.
Sin lugar a dudas, la versión mas difundida es la de los estudios Disney de 1951, si bien las generaciones actuales ya cuentan con las versiones cinematográfias continuadoras de otros enfoques por parte de la misma empresa. En teatro han sido muchas las adaptaciones que se llevaron a cabo, tanto en el formato musical como el del teatro tradicional. Cabe reseñar la primera versión que en 1915 llegó a los escenarios de Brodway.
"Alicia en Frikiland" llega en 2012, como una experiencia multimedia y teatral bajo la dirección musical de Jorge Soldera, la dirección coreográfica de Agustina Seku Faillace y la dirección y puesta en escena de Diego Coran Oria.
Es cierto, hay algunas licencias. Algunos cambios. Esta vez Alicia no es la niña rubia que se queda dormida debajo de un árbol en hora de la siesta. Es una adolescente que sufre el acoso permanente por parte de sus compañeros de curso y la incomprensión de los adultos de la institución educativa a la que asiste. El portal por el que accede a otra realidad paralela repleta de personajes inconexos y disparatados, no se esconde detrás de la ranura de un árbol, sino en el baño maltrecho en el que la joven se refugia de una realidad en la que no logra encajar.
Una vez en el otro mundo, Alicia se encuentra con los personajes que ya conocemos: los gemelos, el conejo blanco, la desopilante oruga, el misterioso gato, la liebre y el "sombrerero loco", la reina de corazones y "frikis" luminosas que vinculan momentos que poco a poco van cobrando el sentido de la historia, escena tras escena; canción tras canción.
Se trata de la historia de Lewis Caroll y un poco más; porque de esta versión emergen los interrogantes actuales y de todos los tiempos: ¿quienes sómos? ¿Quienes queremos ser? ¿Está mal ser "raro"? Acaso todos y cada uno: ¿No tenemos miedo al paso del tiempo y a lo que vendrá?
Frikiland se constituye entonces en ese lugar a donde nos trasladamos para hacernos estas preguntas, allí donde estamos a salvo de la mirada del otro y de las inclemencias del no ser como el otro pretende que seamos.
La obra tiene momentos increíbles. La perorata de una oruga que fuma su descontento, que va y viene proponiendo enfoques inaceptables para una Alicia que ante todo, tiene miedo. El "No cumpleaños" rockero y dos locos que revelan el secreto del tiempo y sus desventuras. El amor, los amigos y la invitación a construir un lugar seguro donde habitar la diferencia que en la vida real casi siempre es excusa para ser dañados.
"Cuantas más voces escuche, más voy a poder escuchar mi propia voz. La vida es un juego. Tengo que relajarme. Raro es no ser uno, raro es no ser raro", revela Alicia al final de la obra enhebrando el maravilloso texto de Diego Corán Oria y Facundo Rubiño.
De eso se trata , de construir lugares seguros. Hoy día, por allí pasa la búsqueda de jóvenes y adultos, pero sobre todo de niños y adolescentes. Donde la diferencia sea una excusa para integrarnos.
"¿Qués es esta obra para ustedes?", le pregunté a los actores de "Blanco y Negro" días antes del estreno de la obra allá por el mes de agosto.
Silvina Miró, la profe a cargo del grupo, contó: "Nos pasaron muchas cosas con esta obra; cuando salimos a vender las publicidades para ponerla en escena, llegó un momento en que nos encontramos sentados en una esquina comiendo un helado, todos juntos. Charlando nos dimos cuenta de que somos todos un poco raros, por como nos vestimos, por como pensamos: todos somos un poco frikis".
De a poco los chicos, sentados al borde del escenario de la Biblioteca Popular Sarmiento, empezaron a hablar. Vicky, de 15 años dijo: "Conocer a tantas personas con los que vamos a ser amigos para toda la vida es lo mejor de hacer teatro. Hacer esta obra nos unió y trajo a más personas con las que vamos a ser también amigos". Vicky fue la primera Alicia, la de aquel 19 de agosto. Un accidente doméstico hizo que otra de sus compañeras tomen en la puesta de estos días su lugar.
Carolina dijo: "Me encanta estar acá, la gente que está acá, hacer teatro, está buenísimo". Joaquina de 12 años, la más pequeña del grupo, soltó: "A mi siempre me asignaban un papel de buena, esta vez me dieron un personaje distinto". La desopilante Oruga, Franco de 15 años, opinó en la improvisada rueda: "Es la primera vez que hago teatro, lo vivo como un gran desafío intelectual y cultural. Hace muy bien expresarse, es muy bueno para nosotros y es muy lindo tener un lugar donde compartir con otros esa posibilidad".
"El año pasado vine porque faltaba alguien en la obra de Don Quijote, y me quedé. Me divierto mucho", contó otro de los chicos.
Consultada sobre los momentos de ensayo, Silvina explicó: "Cuando estamos por estrenar nos reunimos todos los días, sino los jueves de 18.30 hasta las 20".
Pero iniciada la charla, se aventuró a contar como comenzó todo: "Yo no quería tener un taller particular, quería poder hacerlo en el marco del colegio donde doy clases. Como no tengo el título de profe de teatro, al concursar con los egresados de UADER, perdí por el título. Me quedé sin las horas, y entonces tomé la decisión de continuar trabajando. Me viene a la Biblioteca Sarmiento que me recibieron con este hermoso escenario hace tres años. Vicky y Leo son los más antiguos. Vinieron el primer día del taller. Entonces que quedé con "Blanco y Negro", nuestro grupo vocacional. A principio tenía que poner dinero pero ahora nos sumamos a la comisión y hacemos eventos para recolectar fondos para a Biblioteca. Estamos felices, ya somos parte de este lugar".
El grupo trascendió aquella convocatoria desde un colegio y hoy lo integran chicos de las escuelas Enova, América Barbosa, EET 1, Villa Malvina, entre otras.
De pronto los escuché decir, orgullosos: "Todos nos sentimos un poco ésta Alicia en la vida cotidiana".
"Cuando arranqué la secundaria todos mis compañeros venían de estar mucho tiempo juntos y me hacían sentir mal. Ella se fue -señalando a una compañera del gurpo de Teatro- pero yo me quedé", dijo quien protagonizara a Simón.
Vicky agregó: "Yo me siento Alicia porque soy la única de mi curso que lee. Y por ahí me llevo libros a la escuela, porque tengo compañeros con los que no somos tan amigos y entonces prefiero leer y no hablar mucho".
"A mi siempre me dijeron raro, por no jugar al fútbol cuando otros lo hacían, por leer. Venir acá fue empezar a ser yo. Fue construir un lugar seguro", dijo con total claridad Laureano.
"Yo me he sentido Alicia en todo lo que llevo de secundaria. Siempre me han dicho que soy raro, por hablar como hablo y ser específico en mi vocabulario" sumó Franco.
"Me sentí así en la primaria, por leer y hablar de libros. Pero me siento Alicia en casa. Todos somos raros, y acá soy yo. En la escuela soy una persona, en mi casa otra, pero acá soy yo", insistió Brisa.
"Estamos agradecidos con Silvina por abrirnos las puertas para descubrir lo que nos gusta. Gracias a la profe descubrí quien soy", cerró Aixa.
La imagen, en aquella ronda improvisada a la vera del escenario, era muy elocuente. Estábamos en un lugar seguro, movilizador, pero seguro para todos ellos. En su Frikiland. En Blanco y Negro.
Acoso, bullyng, violencia escolar. Las situaciones en las que muchos niños y adolescentes son sometidos a crueldades psicológicas y físicas, crecen tan rápido como las desigualdades que, en todos los aspectos, acuña nuestra sociedad. Pero por más que tratemos de explicar el origen, las consecuencias dañan severamente a quienes son víctimas de ellas.
Que el arte se ponga al servicio de contar acerca de estas historias, de prestar sus múltiples enfoques, de levantar la voz sobre esto: tiene un gran valor. No lo desaprovechemos.
Por eso este lunes 23 y el martes 24, tenes varias posibilidades para ver "Alicia en Frikiland" en el Teatro Gualeguaychú.
Lunes 23 de octubre
Hora: de 10 a 11:30 horas y de 14:00 a 15:30 horas
Martes 24 de octubre
Hora: de 10 a 11:30 horas y de 14:00 a 15:30 horas
El precio de la entrada es de 50 pesos, podés ir con tu escuela, con tu familia o amigos. Y si te cruzás con esta nota o con cualquier cosa que creas que es un conejo blanco, no lo dudes: seguilo hasta el Teatro.
