Recuerdos

Ernesto Álvarez, "Rey de los goles olímpicos"

Los habitantes de la ciudad de Gualeguaychú tienen muchísimos motivos para sentirse orgullosos, pues a través de los casi 250 años de vida ha sido la cuna de ilustres personalidades de los más variados ámbitos de la sociedad.

El deporte, no está ajeno y, afortunadamente, también tiene sobradas razones para competir con la cultura, la política y la ciencia, por ejemplo.
Hace menos de un año, partió de este mundo uno de esos hijos pródigos, quizás sin el total reconocimiento que merecían sus hazañas dentro del fútbol: Ernesto Juan Álvarez.

Es que, hurgando en la historia, “Cachirulo” o “Cococho” –como lo prefieran- dejó su sello mágico con esa zurda incomparable que tantos elogios cosechó en La Plata, Santa Fe, Cali y todas las canchas en las cuales jugó, siempre para el elogio.

El volante surgido de Pueblo Nuevo, es el “Rey de los goles olímpicos”, pomposo título con el cual hasta la propia FIFA lo reconoció en 2015, cuando el uruguayo Álvaro Recoba alcanzó los 6 tantos y los orientales reclamaban esa corona.

“Cococho”, anotó profesionalmente entre 10 y 11 goles desde el córner, según los estadígrafos consultados, cifra final que sólo servirá nos para que defender en el futuro tal reconocimiento, cuando alguien en algún lugar del mundo reclame para sí este récord.

En una nota que le hicieran en Santa Fe, cuando trabajaba en las inferiores de Colón, aseguró que había marcado en total 11; 9 goles olímpicos en el Cali, uno en Emelec y uno -justo el último- en Colón cuando jugó su última temporada, en el torneo de la Primera B 1984.

Según datos del estadígrafo colombiano Luis Arturo Jovel, Álvarez jugó 226 partidos con la camiseta verde en 1976 y luego entre 1979 y 1983. Gritó gol en 35 oportunidades, ocho veces desde la esquina (récord mundial).

El prestigioso historiador Guillermo Ruiz Bonilla, a quien consultamos, también coincide con esa cifra que difiere con la del futbolista gualeguaychuense.

Aún así, para el mundo del fútbol no existen dudas de que “Cococho” es el “Míster olímpico”, como lo bautizaron en Colombia, su segunda patria, porque el 25 de febrero de 1981, ante el Gobernador de Cali, Luis Fernando Londoño y el Gerente deportivo Humberto Palacios, el “Cococho” firmó carta de nacionalización como colombiano.
El secreto
Ángel María Torres, hace unos años, habló de este tema con el diario El País, y recordó con cariño la forma como él y el volante argentino se las ingeniaron para ser especialistas en ese difícil género del gol.

“Con Carlos Bilardo (técnico del Cali a finales de los años 70) practicábamos mucho los goles olímpicos, él nos ponía a patear con los perfiles cambiados. ‘Cococho’ pateaba los córners de la derecha y yo los de la izquierda, y de diez tiros metíamos nueve. El truco era darle efecto al balón con el borde interno, con el juanete”, contó el “Ñato”.
Un gran elogio
Luis Fernando Ordóñez, representativo hincha y socio del conjunto azucarero, aseguró que Álvarez fue uno de los cinco mejores jugadores que vio pisar la cancha del estadio “Pascual Guerrero”.

“Fue uno de los cinco mejores jugadores que vi en mi vida junto a César Cueto, del América; a Jairo el ‘Maestro’ Arboleda, Miguel el ‘Mago’ Loayza y Carlos el ‘Pibe’ Valderrama, del Cali”.

Cococho Álvarez hizo más goles olímpicos que Recoba. El dato lo avala la FIFA en su página oficial: “Uno de los más endiablados ejecutores de tiros de esquina ha sido el argentino Juan Ernesto “Cococho” Álvarez. Durante sus seis temporadas en Colombia anotó apenas 35 goles en 226 partidos, pero ocho de ellos resultaron olímpicos. Lo curioso es que en agosto de 1976, jugando para el Deportivo Cali, le marcó dos al Deportivo Cúcuta… ¡en el mismo encuentro!”.

(N. de la R.: aquí estaría la diferencia entre 8 y 9 goles olímpicos, porque los estadígrafos no lo registran a los 2 tantos en ese partido, sólo uno).

Álvarez llegó a Colombia en 1976. Llegó procedente del fútbol argentino en el que jugó para Estudiantes La Plata y Colón de Santa Fe. También tuvo un paso por Ecuador en donde anotó su primer gol olímpico, jugando para Emelec y enfrentando a Deportivo Cuenca (1974).

En el fútbol colombiano estuvo un año con Deportivo Cali. Regresó a Argentina y para 1978 retornó al país, enrolándose en Deportes Quindío. En 1979 se reincorporó a la escuadra caleña en la que se quedó hasta 1983, ahora sí brillando a plenitud.

Con ella logró un récord mundial. Marcó 8 goles olímpicos: “El secreto era quedarnos tras la práctica con Ángel María Torres pateando tiros de esquina a ver quién metía más”, contó en entrevista publicada por la FIFA.

Y qué bien le fue. A la hazaña ya reseñada del doblete olímpico a Cúcuta Deportivo, hay que sumarle el tanto olímpico a Quilmes en la Libertadores 1979 durante el partido que terminó con triunfo por 3-2, con otro tanto de tiro de esquina marcado por Torres.

Cúcuta Deportivo en tres ocasiones, Deportes Quindío, Atlético Junior, América de Cali, Independiente Medellín y Quilmes fueron los equipos a los que “Cococho” les marcó sus 9 goles olímpicos, récord absoluto que hoy en día amenaza Álvaro Recoba, cerraba el artículo publicado por la FIFA en su sitio oficial, en 2015.
Aquella noche de Libertadores
Si ya es difícil hacer un gol de falta directa desde un saque de esquina, sería casi improbable que a un portero le hagan dos de la misma manera en un mismo encuentro. Aunque ese acontecimiento sí aconteció una sola vez en los casi 60 años que se lleva disputando la Copa Libertadores. Para más 'inri', cada uno de los dos goles olímpicos fueron anotados por diferentes jugadores.

El nombre de olímpico se origina porque en 1924 el argentino Onzari marcó una diana desde el córner a la selección uruguaya que venía de ganar los Juegos Olímpicos de París. Además, ese día los “charrúas” dieron una vuelta alrededor del campo para que la gente los aplaudiera y, a partir de esa fecha, se le conoce como “vuelta olímpica” cuando lo realiza un equipo campeón.

El partido en cuestión, el de los dos goles olímpicos, fue el Deportivo Cali-Quilmes, que se disputó el 20 de marzo de 1979 en el estadio Pascual Guerrero, ante 40 mil almas. Las dianas fueron anotadas por Ángel Torres, que supuso el 1-1, y por Ernesto Álvarez, que le dio el triunfo al equipo “azucarero” ante el “cervecero” (3-2). El portero de los argentinos se llamaba Bernabé Palacios.

La historia de Ernesto Juan Álvarez y sus goles desde el córner, seguirá siendo actual por muchos años y permanentemente consultada a partir de estar disponible en internet, una gran aliada para su popularidad.

Además, quedará inmortalizada y será un motivo más de orgullo para Gualeguaychú.

Fuente: Roberto Morales con datos de FIFA y Marca

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