A fines de 2019 todos los medios -especializados en turf o no- hablaron de ella. Contaron la historia de la entrenadora de Miriñaque y destacaron su incansable trabajo en el Hipódromo de Palermo donde está desde 1997.

Es que después de 135 años, el pasado 9 de noviembre nació su leyenda. Una mujer rompió la hegemonía masculina y se quedó con un Gran Premio Nacional de Grado 1 en la escala del turf. Y se trató nada más que de una entrerriana, María Cristina Muñoz oriunda de Concepción del Uruguay y criada en el hipódromo de La Histórica, donde su abuelo y padre fueron entrenadores y su mamá jockey en carreras cortas.

En el día de su cumpleaños -el martes 21 de enero- Diario UNO se comunicó con ella para conocer su quehacer diario y la preparación para un nuevo desafío: el Gran Premio Latinoamericano, carrera de 2.000 metros que se correrá el 14 de marzo en el hipódromo de San Isidro.

—¿Siempre supo que quería ser entrenadora de caballos?

—Mi pasión viene del ADN. Desde que tengo uso de razón sabía a dónde quería llegar con los caballos, que son mi gran motivo en la vida.

—¿Se puede decir que lleva toda una vida en los studs?

—Toda una vida en la caballeriza porque nací y me crié en ella. Mi infancia en Concepción del Uruguay tiene los recuerdos más lindos en el patio del stud de mi padre, ayudándolo ya sea limpiando los caballos, levantado las camas, caminándolos, preparándoles una ración, llevándolos a nadar a un arroyo, para mi era más lindo que jugar a las muñecas o ir a la calesita. Mi mejor plan era los domingos donde había carreras, estar.

—¿Fue fácil abrirse camino en el oficio? ¿Cómo llegó al hipódromo en Buenos Aires?

—No lo sé. Lo que sí siempre supe era que algún día iba a llegar, esto no te lo regala nadie, no tendría el mismo valor si así fuese. Tal vez no se pueda explicar con palabras, pero cuando uno se pone una meta, un desafío, lo logra. Llegué a los principales hipódromos por ser transmisora, por eso llegué.

—Es un ambiente muy masculino. ¿Siempre fue respetada por su trabajo? ¿Tuvo que esforzarse más por ser mujer? ¿Quiénes la ayudaron?

—En Argentina sí es un ambiente masculino en un 90 por ciento. La verdad me siento una privilegiada, nunca sentí que por ser mujer tenía que ser menos o más que un hombre, sólo sentí que tenía que ser diferente. Siempre me sentí respetada por mi trabajo y valorada. Muchas personas me ayudaron, principalmente los que confiaron en mí antes, ahora y siempre. En mis comienzos Juan Esteban Bianchi fue mi maestro, una persona que me ayudó y de la cual aprendí mucho en esta profesión, tanto como su familia que hoy en día están siempre, son un pilar fundamental.

—¿Cómo logra la armonía entre su trabajo con el caballo, el del jockey y los demás componentes de un grupo?

—Se logra porque uno puede armar un conjunto. Desde sereno, peón, capataz, vareador, jockey, veterinario, herrero, transportista y por sobre todo el propietario que es el primero que invierte, que nos trae productos, que sabe esperar, que sabe perder, que sabe ganar y la verdad que tengo propietarios que valen en oro y diamante lo que pesan, lo cual ayuda y mucho a lograr sacar un campeón, en este caso como Miriñaque.

—¿Ser entrenadora de caballos tiene un horario?

—Lo que tiene horario son las pistas de entrenamiento y las carreras. La entrenadora no tiene horario pero pueden manejar los tiempos. Para mi los caballo siempre fueron y serán mi familia, ellos son mi prioridad en todo.

—¿Cuáles son las claves para alcanzar el éxito en una carrera? ¿Cuándo supo que tenía en Miriñaque un gran exponente?

—Uno las va forjando día tras día. Sin esfuerzo no existe nada. Y uno debe trazar metas y desafíos y luego soñar. Por ejemplo siempre uso para mi una frase que no falla “Donde tus sueños te lleven”. Miriñaque nació crack, desde que el día que fui a verlo al campo le dije a Tatino -uno de sus dueños- «con este nos vamos a divertir» y «nos va a llevar lejos». No sólo que ganó todo lo que un entrenador puede soñar, lo que el dueño quiere y el equipo espera, sino que seguramente Miriñaque va por más.

—¿Cómo vivió la carrera que la consagró como la primera mujer entrenadora en ganar el premio nacional del turf?

—No me sorprendió. La había soñado y sólo esperaba que Miriñaque la hiciera de la forma que lo hizo. No tengo palabras para explicar el orgullo que me hizo sentir.

—¿Se tatuó a Miriñaque?

—Claro que me lo tatué. Había dicho que lo hacía después de ganar la Polla de Potrillos que fue mi primer Grupo 1. Había sacado turno con el tatuador tres días antes de la carrera, cuando cruzó el disco Miriñaque le envié la foto y cuando estuvo listo fui y me hice el tatuaje para toda la vida.

—¿Cómo se está preparando para el Longines Gran Premio Latinoamericano de marzo en el hipódromo de San Isidro?

—Estamos contando los días para el Gran Premio Latinoamericano y Miriñaque también.

—Hay mujeres jockey ¿pero hay muchas mujeres entrenadoras?

—Somos pocas en esta profesión. Acá en Palermo estamos María Fernanda Álvarez, María Virginia Pascual y yo. Además de colegas somos amigas.

—¿Cómo es su rutina diaria?

—Me levanto a las 5 de la mañana, tengo la suerte de vivir frente al Hipódromo de Palermo que es donde desarrollo mi actividad; a las 5.30 voy a la caballeriza y reviso uno por uno a cada uno de los caballos, luego de ver si comieron su ración y saber que están alistados para salir, empieza la tarea del training en la pista. Vuelta al stud, ocupo el tiempo en preparar cada ración de ellos y ver que esté todo en orden, hacer un checklist mental (veterinario, anotaciones, tiempo de programación y otras cosas más).

—¿Tiene un sueño?

—No tengo uno, tengo muchos. Solo duermo para soñar.
#Miriñanque
El paso a paso de una tarde inolvidable detallado por los sitios de turf. “El tordillo que adiestra María Cristina Muñoz brindó un verdadero espectáculo en la definición de Gran Premio Nacional (G1), el eje central de la gran reunión que ofreció el Hipódromo Argentino de Palermo en una de sus jornadas de mayor renombre de la temporada. Once potrillos midieron fuerzas. Allí estaba Miriñaque el hijo de Hurricane Cat y defensor del stud Parque Patricios. Con las riendas de Francisco Leandro Fernández Goncalves, había accionado en la mitad del grupo durante gran parte de la carrera, intercalando entre la quita y séptima posición. Y con una sólida arremetida por el centro, batió sin lucha al predilecto de la afición (Tetaze) y cuando todavía faltaban 150 metros para el espejo, se vio sin batalla por parte de su contrincante, que culminó a un cuerpo y medio del excepcional tordillo. Miriñanque cumplió un sueño para sus responsables que siguen deslumbrados con el potencial que invita a sumar más ilusiones a futuro”.

Fuente: UNO.
Premio Nacional
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