HERNÁN DE GOÑI, Periodista

@hdegoni

Cuando las cifras "derriten" el pensamiento mágico sobre la inflación

A pocos días de las elecciones de noviembre, el Gobierno sabía que el dato de la inflación de octubre le iba a crear un dolor de cabeza imposible de aliviar. Con esa percepción entre manos, resolvió apartar a Paula Español de la Secretaría de Comercio Interior y nombrar a Roberto Feletti para poner en marcha un congelamiento duro.

El 3,5 por ciento que informó el Indec para ese mes fue la excusa para iniciar una caza de brujas entre todos los sectores productores de bienes, con la intención de alinear a los remarcadores. Apenas alcanzó para poner una pausa en noviembre, que tuvo una variación de 2,5 por ciento. Pero el alud de billetes que inundó las calles desde la previa electoral no fue inocuo, y el 3,8 por ciento de diciembre lo puso de manifiesto, como esperaba la mayoría de los analistas.

La inflación puede ser multicausal, como repite el ministro Martín Guzmán. Pero en todo caso eso implica que para atacarla hay que actuar en varios frentes a la vez. Como argumento, no debe ser utilizado como una excusa para rebajar la importancia de algunas causas en detrimento de otras.

En Argentina la política de ingresos pesa, la variación del dólar pesa, las expectativas políticas y financieras pesan, y la emisión monetaria también. La oferta de pesos no se siente de un mes a otro, pero su efecto en la demanda de bienes está demasiado estudiado como para descalificarlo por representar una "mirada ortodoxa".

Como señalamos en ocasiones anteriores, hay una lógica que explica por qué el Gobierno no toma decisiones más firmes contra la inflación. Todas sus acciones equivalen a decir que está más enfocado en administrar la inflación que en bajarla. Y la razón es que se trata de una herramienta silenciosa de control de gastos, ya que todo aquello que pueda ser ajustado algún punto menos que la variación promedio de los precios, en el fondo sufre una reducción en términos reales. Guzmán ya usó esta fórmula el primer semestre del año. Y en el segundo, cosechó niveles extraordinarios de recaudación gracias a la suba del costo de vida.

Néstor Kirchner siempre prefirió una economía recalentada antes que fría. Fue una de las razones que motivó el alejamiento de Roberto Lavagna a fines de 2005, quien aconsejaba ocuparse más para que la inflación se mantenga en un dígito, algo que obviamente no sucedió. Ese pensamiento todavía sobrevuela al oficialismo, que diseña en su cabeza aterrizajes suaves y recién advierte que cuando se acerca a la pista el freno de su nave no responde. Y se pregunta qué salió mal.

Para conseguir resultados distintos, la teoría del management aconseja hacer algo distinto (aunque sea sin abandonar la teoría multicausal, en este caso). Una tarea más para la desafiante economía de 2022.

Fuente: El Cronista

¿Qué opinas? Dejanos tu comentario sobre esta nota

Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación... [X]

Comentarios ()

El comentario no será publicado ya que no encuadra dentro de las normas de participación de publicación preestablecidas.

¿Deseas denunciar este comentario?

No Si
Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación... [X]