El crimen de Fernando Pastorizzo se instaló en el debate nacional, convirtiéndose poco a poco en el caso Nahir Galarza, quien confesó la autoría del asesinato de dos balazos impartidos con el arma reglamentaria del oficial de la Policía de Entre Ríos, Marcelo Galarza, padre de la joven.

El caso tiene todos los condimentos necesarios para ocupar los principales medios de comunicación: un joven de 20 años muerto en manos de su novia de 19 años, hija de policía y claro exponente de los cánones de belleza impuestos socialmente. Cada día que pasa surge un nuevo spin off: los amigos, los pedidos de Nahir desde el presidio, el managger, los chats, etc.

Solo la familia de Fernando se mantiene sin brindar declaraciones, aunque se realizan marchas y diversas manifestaciones en las redes sociales. Entre estas últimas, apareció a resonar con mayor fuerza el pedido de "Nadie Menos". Primero en algunos carteles en aquella convocatoria del 1° de enero pasado, luego esto fue tomando fuerza hasta convertirse en perfiles muy comentados en las redes sociales.

Sobre esto opinó la titular de la ONG Red Alerta Entre Ríos, Silvina Calveyra, al aire de Beat 99UNO.

¿Porqué no decir "Nadie Menos"?

"Creo que el"Nadie Menos" parte del desconocimiento de lo que es el movimiento de mujeres y el feminismo: nos ubican como reaccionarias contra el varón y nada más lejos de la realidad. El feminismo es un movimiento político, social y cultural, que busca la equidad entre hombres y mujeres. Esto que ocurrió con Fernando nos duele, porque es una vida que perdemos, porque el contexto tóxico en que fue creciendo el espiral de violencia que terminó cobrándose su vida es algo serio y que debemos abordar con nuestros jovenes, activamente", profundizó Calveyra.

Y agregó: "Pero hablar de "Nadie Menos" -o decir Ni Uno Menos- es desvalorizar la lucha de las mujeres por la equidad, nuestra búsqueda de tantos pero tantos años para generar herramientas que nos permitan dejar de ser explotadas y asesinadas todos los días; es desconocimiento pero también es funcionalidad a quienes hacen negocios explotando mujeres o cometen crímenes aberrantes contra ellas porque las consideran de su propiedad".

"Si vamos a las estadísticas, las diferencias son abismales: un 98 % son víctimas mujeres, mientras que un 2 % son hombres. Eso no quiere decir que ese 2 % por ciento no sean vidas que nos duelen, quiere decir que hay una diferencia importante en la concepción de esas muertes. Incluso quizá sean muchos más los hombres que son víctimas de violencia de género, pero entrampados en la cultura machista y patriarcal no lo denuncian. El machismo abona a la construcción de un espiral de violencia que también nos azota en casos como este", explicó.

"Los medios han tenido parte en este tema, no se trata igual a una víctima de femicidio como ocurre con el caso que estamos planteando en Paraná, el de Jesica Dos Santos: una mujer asesinada, mutilada, desmembrada y de la que nadie habla. Cuando nos pasa a nosotras somos un número y estos números también nos duelen", sumó.

Como cierre, reflexionó: "Dentro del Feminismo -como movimiento más amplio- hay sectores hay muy radicalizados, pero no se trata de esto. Se trata de abonar procesos de transformación para desnaturalizar la violencia que, venga de donde venga, se funda en la desigualdad, en la asimetría de poder".
Debate en las redes sociales
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