Un narco paraguayo preso en la cárcel de Gualeguaychú, organizó desde su celda una operación de traslado de un cargamento de cocaína desde el norte del país hasta Buenos Aires, para su posterior contrabando a Europa.

Ahora, un juez federal ordenó su traslado a una penal de máxima seguridad, y que se establezca un régimen de vigilancia “antimafia” al interno, para evitar que continúe operando y traficando drogas desde el encierro.

Roberto Verón Aguinagalde dirigió una operación de transporte de drogas desde la Unidad Penal N° 2, donde estaba alojado desde el año pasado tras caer por un envío de drogas por encomienda, detectado en la ruta nacional 14 en Entre Ríos.

Según la investigación de la Gendarmería Nacional, el hombre de nacionalidad paraguaya encabezaba una organización criminal que se dedicaba a la venta de estupefacientes y que realizaba envíos de cocaína oculta en piezas de maquinaria a países de Europa.

La pesquisa había comenzado a partir de una banda de la localidad bonaerense de Pilar por la utilización de menores de edad en la comercialización de drogas al menudeo. Esto permitió identificar al proveedor de las sustancias: Roberto Verón Aguinagalde. En las escuchas telefónicas quedó claro cómo el hombre desde la cárcel entrerriana dirigía no sólo este negocio, sino otro mayor.

Los investigadores fueron siguiendo los pasos de la droga que habían encargado a narcos del norte argentino y que era enviada por encomienda. El pesado paquete fue retirado en la sede de la empresa en Liniers por parte de la pareja y el sobrino del narco paraguayo. Para evitar un congestionamiento en la avenida Panamericana, en lugar de interceptarlos allí, los gendarmes decidieron seguir el vehículo en el cual transitaban y los detuvieron en el Peaje Ramal Pilar. Hicieron bajar del auto al hombre y a la mujer, que llevaban la encomienda que contenía una rueda de metal amarilla de gran peso.

Luego de observar rastros de material orgánico y diferencias de tonalidad de pintura al pasarlo por el escáner de AFIP- DGA de Campana, confirmaron que la pieza de máquina no correspondía con una original de la marca. Tenía hasta calcomanías falsas de la marca Caterpillar. Entonces, los gendarmes procedieron a abrirla con un torno y una amoladora. De este modo, hallaron 7,19 kilos de cocaína en su interior. Ambas personas que iban en el auto quedaron detenidas.

Mientras tanto, el celular del recluso seguía interceptado y, cuando no se pudo comunicar más con sus parientes, llamó a otros para que descarten todos los elementos comprometedores de su vivienda. Igualmente los uniformados allanaron el domicilio de los sospechosos, donde decomisaron 15,5 kilos de marihuana y un kilo más de cocaína.

Según lo que surgió en la investigación por escuchas telefónicas y al constatar con otros datos relevados, la droga iba a ser enviada posteriormente hacia España o Bélgica, aseguraron desde la fuerza federal.
Traslado a una unidad de máxima seguridad
Por todo esto, el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, ordenó que Verón Aguinagalde sea trasladado a una unidad del Servicio Penitenciario Federal de máxima seguridad. La cárcel de Gualeguaychú está catalogada como tal, pero al parecer no es suficiente para este tipo de reos.

Además, entre las medidas impuestas para su control, se destaca que cada 15 días deberá hacerse una requisa en su lugar de alojamiento para constatar que no tenga ningún celular; sólo podrá recibir visitas de su núcleo familiar o de su abogado defensor; y no deberá estar en contacto con internos que estén detenidos por causas de narcotráfico ni de crimen organizado.

Este tipo de vigilancias son similares a las que se implementaban en Italia para el control de los integrantes de la mafia detenidos.

En los fundamentos de la resolución judicial, González Charvay sostuvo: “Los fines resocializadores de prevención especial positiva que imprime el aseguramiento por detención que se le había impuesto a Verón Aguinagalde, en nada fueron incorporados por él, toda vez que a la luz de la probanzas colectadas no sólo continuó incurso en actividades criminosas, sino que las mismas ascendieron a una complejidad organizacional que el propio Verón Aguinagalde digital desde su lugar de alojamiento. Todo ello justifica la imposición, en aras de la defensa social, requerida ante este tipo de delitos que afectan el conjunto de la sociedad, de ciertas medidas que posibiliten el aseguramiento de ese encierro”.

En medio de este panorama, hace unos 20 días, el director de la Unida Penal N° 2 fue desplazado de su cargo, tras el hallazgo de 102 gramos de marihuana en una celda durante una requisa. Lo cierto es que hace mucho tiempo este establecimiento penitenciario viene siendo un lugar donde distintos narcotraficantes han tenido facilidades para operar, como el misionero Pedro Pity Arrúa, o como sucedió con la fuga del peligroso prófugo uruguayo Rodríguez de Armas.

También es necesario subrayar que hace muchos años se viene denunciando que la Unidad Penal 2 debe cerrarse por su estructura obsoleta, con sobrepoblación y condiciones paupérrimas de alojamiento, que alteran los ánimos y generan conflictos entre internos. En ese contexto, también es difícil el control de lo que allí sucede.

En este sentido, el gobierno provincial ha anunciado, a fines del año pasado, que se está trabajando para su cierre definitivo y el traslado gradual de los internos.
Cómo cayó
Verón Aguinagalde cayó a fines del año pasado, en uno de los tantos operativos de “entrega vigilada” de encomiendas con cargamentos de droga que fueron detectados en la autovía nacional 14, una modalidad de envío de drogas que explotó durante la pandemia. El 20 de diciembre de 2020 el personal de Gendarmería Nacional, apostado en un puesto ubicado en el kilómetro 124 y medio de la arteria nacional, en Concepción del Uruguay, interceptó un vehículo de la empresa Vía Cargo.

El perro detector de narcóticos recorrió el equipaje hasta que adoptó comportamiento de demasiado nerviosismo y excitación (actitud que adopta el animal ante la presencia de estupefacientes) ante una encomienda que tenía como remitente a una mujer con domicilio en Montecarlo, provincia de Misiones, y como destinatario a un hombre, con destino final a la ciudad de Pilar, provincia de Buenos Aires. Al inspeccionarla, encontraron que contenía 13 kilos y medio de marihuana.

Como consecuencia, el juez federal de Concepción del Uruguay, Pablo Seró, dispuso la entrega vigilada: se dejó seguir al vehículo con la encomienda, y los gendarmes esperaron que alguien fuera a retirarla en la terminal de Pilar. Tres días después, el 23 de diciembre, se presentó Verón Aguinagale, quien retiró el bulto bajo otra identidad y al salir fue detenido.

Cinco días después, Seró lo procesó con prisión preventiva, y dispuso su incompetencia en la causa, al considerar que debía intervenir el juez federal de Campana. Rodrgíuez Charvay también lo rechazó, al entender que debe ser el Juzgado de Concepción el que debe seguir el trámite. Finalmente, el 15 de marzo, la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná resolvió que la competencia territorial de la causa es el organismo de Campana.

Pero el paraguayo siguió alojado en la cárcel de Gualeguaychú, donde sumó otra causa más por la cual será juzgado y que ahora derivó en su traslado para una severa vigilancia.

Fuente: La Nación
Narcotráfico UP2
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