Tampoco fue el frío o la lluvia lo que hicieron que sean pocos los que salgan de sus casas. Lo que hay es miedo.

Es que desde el principio, los comentarios y las informaciones que circulaban por mensajes hacían que muchos tuvieran un vecino, conocido, familiar, alguien con quien se habían encontrado en un negocio. Eso aumentaba la angustia al pensar hasta dónde podía haber llegado el virus y tal vez uno mismo hubiera podido contagiar a otros, a los más queridos o vulnerables.

Las personas con resultados positivos comenzaron a ser llevadas a otras ciudades, donde hubiera dispositivos con unidades de atención específica. Es que en el Hospital Behring, de Ibicuy, si bien fue acondicionado un sector para recibir pacientes, no cuenta con la mínima complejidad en caso de que alguien presente complicaciones. Mucho menos para atender a los quince de los primeros dos días. Inmediatamente, se comenzó el hisopado a familiares y contactos estrechos y más de 200 quedaron aislados en sus casas.

Todos pensábamos que en algún momento iban a aparecer casos por el intenso vínculo con la provincia de Buenos Aires. Pero no que podían ser tantos al mismo tiempo.
El número de casos alcanzó los 30 pero a medida que van llegando los resultados, la mayoría negativo, se va despejando el horizonte. Pero todos saben que tienen que seguir aislados y que no está dicha la última palabra.

En la parroquia comenzamos un servicio de escucha espiritual y acompañamiento psicológico. Hablar hace bien, sobre todo cuando uno está encerrado y con pocas personas. También se pusieron a disposición las instalaciones edilicias, especialmente la escuela parroquial.

Llegaron camas del Ejército, se armó un dispositivo en el salón cultural municipal y quedaron listas las aulas del colegio, en caso que se necesite más lugar.

Las noticias “oficiales” son pocas. Mucho circula por las redes, que son el canal para expresar enojos, acusaciones, trascendidos y terminan estigmatizando a unos y distanciando a otros.

Las calles están casi desiertas pero hay mucho tránsito en las redes sociales. Sin embargo, también hay comprensión, solidaridad y muestras de acompañamiento. Ante necesidades concretas que van surgiendo, muchas personas e instituciones se ofrecen, dan ánimo y le ponen el hombro.

Así estamos aprendiendo que aquello que se dice es cierto y que tal vez tantos días sin que pasara nada había hecho que lo relativizáramos. No estamos exentos de enfermarnos, a menos que sigamos cuidándonos.

Fuente: Entre Ríos Ahora/Autor: Pedro Brassesco. Periodista y párroco de la parroquia Nuestra Señora de Luján, de Ibicuy. Allí se han reportado 30 casos de coronavirus y la ciudad volvió a fase 1 del aislamiento.
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