Se estrenó en el Teatro Gualeguaychú EVA Y VICTORIA, obra en clave imaginaria pero que invita a reflexionar sobre nuestro país, y aún más.

Con dirección general de Alberto Dorati se estrenó en el Teatro Gualeguaychú, y volverá a ofrecerse al menos este viernes y sábado, EVA Y VICTORIA, la obra teatral escrita por Mónica Ottino.

Un público entusiasta colmó las primeras filas de nuestro principal escenario y la mitad de las restantes: gran éxito de público, que finalmente se tradujo en un largo y unánime aplauso para las intérpretes y el director.

Un texto muy difícil permitió interpretaciones ajustadas y convincentes de las cuatro actrices participantes.

Como es obvio, se lucieron María Rosa Obispo (que hacía de Victoria Ocampo) y la polifacética Sheila Rougier (que era Eva Perón). Cumplieron con solvencia sus roles (de asistentes de las dos divas) Haydée Cedrés y Ana Clara Olivieri .

La labor de María Rosa Obispo fue sorprendente, absorbiendo los matices de Victoria Ocampo con notable justeza.

De Sheila Rougier no sorprende nada: es una de las grandes actrices de nuestra ciudad y su versión de Evita así lo demostró.

Fue notable la escenografías (o las distintas escenografías) de la pieza; los muebles rescatados para las escenas en lo que ahora es Villa Ocampo son exactamente los necesarios para el caso. Hay que mencionar también los peinados, muy de la época en que transcurre la acción.

Alberto Dorati supo amalgamar los talentos de sus actrices y dotar al contexto total de la representación de una recreación de época notable, ubicando al espectador en la época y la atmósfera de los personajes. Para ello también hay que mencionar la justeza de las imágenes proyectadas, así como de la música elegida para cada inicio de acto.
REFLEXIONES POSTERIORES

Como en toda obra de arte, la mirada del espectador completa la del creador. En este caso, quien escribe se vio sacudido por esa realidad que impregna la argentinidad quizá desde los años de la lucha entre los caudillos regionales y el centralismo porteño; la intolerancia y la soberbia que caracterizan, con pocas excepciones, las distintas versiones de lo que ahora Jorge Lanata denominara “la grieta”. En el caso que nos ocupa, la dicotomía peronismo/antiperonismo que llevaba a ambos bandos a considerar al otro como enemigo.

O sea: lo que ahora ocurre con macristas y cristinistas, o en otra instancia con unitarios y federales, o montoneros y militares; todas versiones diferentes de nuestra historia, que se unen en la intolerancia y la soberbia que subyace en el fondo de cada bando.

Creo que de eso habla esta magnífica EVA Y VICTORIA que se ofrece en nuestro escenario mayor.

Fotos: Cristian Gauna.
Teatro local
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