Sus hijos, Carolina, Paula, Silvana y Guillermo lo recuerdan con mucho cariño. Cuentan que la fotografía comenzó en él como un trabajo para ayudar a su padre, Felipe, pero que poco a poco se fue transformando en una pasión.
Además, fue un precursor para la época, ya que hacia los años 1980 tomó la decisión de procesar aquellas fotos que fue sacando, y creó el primer laboratorio en la provincia para el proceso de la foto color (Procolor).
Ahora, el Ciclo de Artistas expone sus obras para honrar su memoria.