Con el correr de las horas el padre de Lucas, Luís, agradeció a través de su cuenta de Facebook las muestras de afecto, a la vez que comunicó que los restos mortales de su hijo serán despedidos en la sala velatoria de la Previsora Gualeguaychú, ubicada en calle San Martín al 1300. Pero las redes, lejos de apaciguarse, respondieron ante el cimbronazo que significó el asesinato de Lucas y fueron la caja de resonancia donde creció el pedido de Justicia.Los clubes Pueblo Nuevo, Sarmiento, y el dueño del corazón de la familia Bentancourt, Defensores del Oeste, recordaron el compromiso de Lucas con los gurises del barrio, los despidieron y lloraron su muerte.Hoy resulta tan obvio como imperioso admitir, que cuando ocurren este tipo de tragedias que truncan la vida de un muchacho de 33 años en manos de la violencia y la marginalidad, el futuro y la esperanza son cosas bien distintas en la radio que en la calle, en los singles que en la vida real.El dolor crece además, porque la evidencia es absoluta, porque las tragedias otorgan la verdadera dimensión de las cosas, porque aquel máximo esfuerzo de las entidades barriales para combatir el flagelo de la droga y la inseguridad, tiene un claro límite si no existen políticas públicas que resguarden la vida de un pibe que vuelve de trabajar y se encuentra intempestivamente con la muerte en la puerta de su casa.Desde el equipo de R2820 acercamos nuestras condolencias a la familia Bentancourt y nos sumamos al pedido de Justicia.
Con el correr de las horas el padre de Lucas, Luís, agradeció a través de su cuenta de Facebook las muestras de afecto, a la vez que comunicó que los restos mortales de su hijo serán despedidos en la sala velatoria de la Previsora Gualeguaychú, ubicada en calle San Martín al 1300. Pero las redes, lejos de apaciguarse, respondieron ante el cimbronazo que significó el asesinato de Lucas y fueron la caja de resonancia donde creció el pedido de Justicia.Los clubes Pueblo Nuevo, Sarmiento, y el dueño del corazón de la familia Bentancourt, Defensores del Oeste, recordaron el compromiso de Lucas con los gurises del barrio, los despidieron y lloraron su muerte.Hoy resulta tan obvio como imperioso admitir, que cuando ocurren este tipo de tragedias que truncan la vida de un muchacho de 33 años en manos de la violencia y la marginalidad, el futuro y la esperanza son cosas bien distintas en la radio que en la calle, en los singles que en la vida real.El dolor crece además, porque la evidencia es absoluta, porque las tragedias otorgan la verdadera dimensión de las cosas, porque aquel máximo esfuerzo de las entidades barriales para combatir el flagelo de la droga y la inseguridad, tiene un claro límite si no existen políticas públicas que resguarden la vida de un pibe que vuelve de trabajar y se encuentra intempestivamente con la muerte en la puerta de su casa.Desde el equipo de R2820 acercamos nuestras condolencias a la familia Bentancourt y nos sumamos al pedido de Justicia.