Alicia Ferrer, Víctor “Ino” Ingold y Daniel Irigoyen miran esa paredes que tantos días miraron. En su memoria están guardadas voces, susurros, tristezas, pequeñas alegrías, anécdotas y sobre todo el dolor.

Ellos fueron algunos de los 186 detenidos en forma ilegal e ilegítima que pasaron por las celdas de la Unidad Penal N°2 General Francisco Ramírez, de Gualeguaychú, entre 1974 y 1983, en el periodo más oscuro de los derechos humanos en Argentina.

Afuera caen unas gotas y el viento este llega desde el río Gualeguaychú con el murmullo de una ciudad en movimiento, distinta a la de aquellos años. Al mediodía, los tres son los primeros en entrar a “reconocer” los lugares de detención para señalizarlos como “sitios de la Memoria” en un futuro cercano.

Esos espacios serán una oficina en la parte superior del Cabildo de la UP, en la margen derecha, una celda colectiva, otra de castigo, la oficina donde atendía el cura Fortunato Rossi y el calabozo N°5 donde estuvo detenido Enrique Guastavino, desaparecido por la dictadura.
El ex detenido y que fue intendente de Gualeguaychú, Daniel Irigoyen, oficiará de guía para el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti. En el camino reconocerá que el cura Fortunato –nacido en Gualeguaychú en 1919- ofició de vínculo entre los presos políticos y sus familiares.

Con la precisión de su memoria, Irigoyen enumeró 127 detenidos entrerrianos en la UP2 entre 1974 y 1983, 65 presos y desaparecidos de la ciudad y contabilizó 288 desaparecidos en toda la provincia de Entre Ríos a lo largo del terrorismo de Estado.
EN PRIMERA PERSONA
“Entrar de nuevo me produce sensaciones encontradas por recordar esos momentos tan terribles del Golpe de Estado. Inevitablemente, me acuerdo de los compañeros con lo que estuve preso y los que ya no están como Enrique Guastavino”, afirma a R2820.

“Tengo los mejores recuerdos de quienes conocí en la cárcel, que aguantamos las malas, que fueron muy solidarios. Uno de los objetivos que tenía el régimen era quebrarte y eso no lo pudieron lograr, sobre todo, por el compañerismo que hubo en la prisión”, rememoró Daniel Irigoyen.
Aislados con paredes de 45 centímetros que no evitaban escuchar sobre los castigos, aunque en la “Unidad Penal 2 no hubo sesiones de tortura”, Daniel Irigoyen aseguró que estuvo detenido “desde el 28 de noviembre de 1974, en el gobierno constitucional del Peronismo, hasta diciembre de 1978. Justamente, 4 años y un mes. Estuve en Paraná hasta el 19 de marzo de 1975 cuando nos trasladaron a Gualeguaychú, considerada la cárcel de más seguridad de la provincia y por eso concentraron a todos los presos políticos aquí”, detalló con voz baja a R2820.

En la UP2 permaneció hasta fines de 1976 y entonces junto a un grupo fue trasladado a Coronda, Santa Fe, “donde estuvimos menos de un mes para luego derivarnos a Paraná, que alojaba presos en forma transitoria y era un lugar destinado a las torturas. Vos sabía que si llegabas a Paraná te iban a torturar”, sintetiza Irigoyen.

Con los recuerdos a flor de piel, Daniel rememoró que era “la época en que estaba la Cruz Roja en el país y exigió que no hubiese detenidos sin proceso, como era nuestro caso. Entonces, los militares inventaron los Consejos de Guerra para meterle un proceso a todos los presos sin causas”.
LA LISTA DE DANIEL
En sus manos, Daniel Irigoyen porta un listado. Está prolijamente ordenado con colores, referencias, datos e identidades. Es fruto de su memoria y tiene un valor incalculable.

Ante la consulta de R2820, Daniel contó: “Me pidieron que recolecte datos de los presos de Entre Ríos que estuvieron en este penal y en qué época. En resumen, según mi memoria aunque debe haber más, tengo 127 presos que pasaron por esta cárcel. No todos en un mismo tiempo, sino que pasaron por Gualeguaychú”, arranca.

Luego agrega que “hubo 65 presos y desaparecidos de Gualeguaychú y tengo 288 desaparecidos de toda la provincia de Entre Ríos. También hubo muchas mujeres, casi tantas como hombres, por eso es importante que se señalicen estos espacios. Eso contribuye a no olvidarse y, sobre todo, que no vuelvan a suceder”, reflexionó minutos antes de volver a caminar eso baldosas avejentadas donde la memoria perdura.
Derechos Humanos Verdad MEMORIA Justicia
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