La cantante de Arequito subió cerca de las 23 al escenario y durante casi una hora y media desplegó un espectáculo de jerarquía, frente a unas 35 mil personas que colmaron el paseo del puerto.

Canciones nuevas, de su último álbum, y aquellos clásicos que la identifican, fueron parte de un repertorio sólido que también tuvo a su hermana, Natalia, como protagonista.

“Este tipo de fiestas sirven para encontrarse, reunirse, celebrar y seguir creciendo como comunidad. Para los artistas es una buena excusa para seguir conociendo lugares, sus culturas. Pero también creo que la gente tiene que valorar estos acontecimientos. Hay mucho esfuerzo detrás de todo esto, mucho trabajo que debe ser tenido en cuenta” dijo Soledad minutos después de bajarse del escenario, en una carpa donde se improvisó una conferencia de prensa con los medios locales y de la región que cubrieron el evento.

“Anoche estuvimos en Jesús María. Subí tarde y me sorprendí, porque el marco de público también era importante. Allí estaban, como hace 20 años. Es difícil saber por qué me acompañan. No sé qué pasa, no sé a qué se debe. La verdad, me gustaría saberlo para estar más tranquila. Lo que sí intento transmitirle a la gente es mi compromiso con el espectáculo. Lo que vió hoy la gente de Gualeguaychú es un show totalmente nuevo, después de haber terminado el año pasado con la gira de los 20 años” explicó.

Al referirse a su evolución como artista, Soledad dijo que la dosificación de energía es un punto que suele atender, además de la presentación del repertorio y los tiempos del concierto. Hoy un show suma 15 o 16 canciones. Antes, a ese mismo repertorio, las hacíamos en la mitad del tiempo. Todo se debe a la energía y a la forma de manejar el escenario. Como cantante creo que tengo mucho por aprender. Continúo con profesora de canto, para superarme y aprender nuevas técnicas. Además, trato de evitar el cansancio físico, el desgaste ante los viajes extenuantes a los que estamos expuestos.

“Lo nuestro fue un golpe de suerte. Soñábamos con llegar a Cosquín pero todo sucedió de repente. Creo que no estábamos preparados para una carrera artística. En la marcha, en el camino, a los ponchazos, fuimos aprendiendo un montón de cosas. Aprendimos muchas, por eso estamos acá” sostuvo.

Los artistas somos parte de este país. La crisis nos golpea como a cualquiera. Hay prioridades. La gente necesita alimentarse, vestirse, cuidar su salud antes de pagar una entrada para ver a un artista. Pero son momentos. Hace veinte años que recorro el país y las marchas y contramarchas han sido constantes. Siempre sueño con estar mejor y sobre todo aprender. A los argentinos nos cuesta recordar, para aprender de los errores o bien no volver a cometerlos.

Soledad dijo que el contexto familiar ha sido clave para poder desarrollarse como profesional si abandonar su rol de madre, e instó a otras mujeres a no renunciar a sus objetivos sin descuidar su tarea en la familia. “Se puede” añadió sonriendo; “puedo porque tengo un gran hombre al lado y una familia que acompaña cada paso. Nadie puede solo en la vida” resaltó.
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