Moro Zaragoza
moro.penlyl@gmail.comLo que hacemos
si nunca, jamás, jugaste a la pelota."
-Nunca Jamás. Walter Saavedra-
Se suspendió, de nuevo, la final de la edición 2018 de la Copa Libertadores. Antes fue la imprevisión ante un evento climático extraordinario. Hoy es otra la tormenta que -nos- arrecia.
Me pregunto si somos capaces de autocrítica. Está claro que el fútbol (masculino) de élite es un espectáculo que genera enormes dividendos y beneficios para quienes detentan su poder. Pero también es un cuenco donde muchos depositamos mucho más que la afición por una disciplina deportiva.
Después de los incidentes, sobrevienen análisis de todo tipo: políticos, económicos, deportivos, sociológicos. Y en todos los casos quien opina se aleja, no se incluye como parte activa de los hechos.
Se horroriza de una niña con el torso envuelto en bengalas, el mismo que le grita a su hijo y le pide "romper" al rival en un torneo de fútbol infantil.
Todo eso que analizan desde un púlpito invisible es lo que nos atraviesa. Ni yo, ni mi pequeño mundo de relaciones humanas, escapamos a todo lo que pasó hoy.
La violencia física y simbólica, la xenofobia, la homofobia, el machismo, el robo, la especulación y el desprecio por el otro forman parte de todos los espacios colectivos e instituciones que transitamos a diario.
La masacre de la Puerta 12 sucedió en la dictadura de Onganía. El descenso de River (los destrozos e incidentes) y el episodio con el gas pimienta del 2015 fueron durante el gobierno de Cristina Fernández . Ahora es Macri el que no puede garantizar que veintidos tipos jueguen a la pelota sin poner en riesgo la vida de miles.
Todos tranzaron ayer y hoy con las barras bravas y la policía cómplice.
El Estado siempre es responsable.
Pero en algún momento tendremos que desandar nuestro camino como ejecutores de violencias.
Dentro de un rato se intentará jugar de nuevo. Y no vamos a dejar de asociar a los putos con la falta de valentía; ni van a dejar de arrastrarse algunos por un par de migajas de rédito político.
Escribo ésto a medio camino entre la desesperanza y la ilusión. Porque en definitiva "somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros".
(*) Moro Zaragoza es escritora y futbolera.
