“Lamentamos, tremendamente, que se vuelvan a aplicar viejas recetas que fracasaron, destruyeron a la producción y no resolvieron nada”, afirmó.
El cierre de las exportaciones de la carne profundiza el malestar en el campo argentino, “ya que este tipo de medidas que se vuelven a repetir perjudican al país y no resuelven el precio de la carne”, aseguró Schneider, quien recordó: “Todos tenemos muy presente a 2006 cuando se tomaron decisiones parecidas que desalentaron al productor a seguir invirtiendo y redujeron el nivel de producción por lo que comenzó a faltar carne”.
“Tiene que quedar claro que el precio de la carne sigue subiendo por la inflación, ya que el productor no de formador de precios”, subrayó Schneider, quien rememoró que en 2006 “se redujo la hacienda, se pronunció el monocultivo de soja (porque se habían cerrado las exportaciones de trigo y maíz también) y los resultados fueron catastróficos”.
En ese marco, el cooperativista opinó que el gobierno no entiende qué significa la ganadería para el país, agroindustria “que da trabajo a 400 mil personas de forma directa, de los que 100 mil trabajan en frigoríficos exportadores que no saben qué harán porque al cerrarse esas empresas se agrava la situación de empleo”.
La producción ganadera “al ser a tan largo plazo requiere una planificación a muchos años y perder los mercados que se habían logrado (China, Israel y Chile) genera desconfianza e implicará que los compradores irán a Brasil, Paraguay y Uruguay”.
“Esta medida es por una decisión de un trasnochado que pensó que cerrando mercados solucionará el precio de la carne y no es así porque solamente el 30 por ciento de la carne que se produce se exporta, que, además, son cortes que no tienen mercado local y es importante que el consumidor conozca estos datos para que no se generen prejuicios, porque los aumentos en la carne no son por culpa de los productores sino de la inflación que no logra contener el gobierno”, remarcó el presidente de Fedeco.
Fuente: AIM