Los encuentros mensuales surgen a partir de la necesidad de los vecinos de tener un espacio donde poder aprender, compartir, intercambiar saberes, semillas, plantines, etc., sentirse acompañados en el proceso de tener su propia huerta familiar o comunitaria y a través de ella, generar sus propios alimentos de forma sana segura y soberana.
“Es una experiencia enriquecedora, un espacio donde compartir experiencias y aprender juntos. Los profesionales, con un compromiso social y una calidez humana maravillosa, nos enseñan a cuidar, trabajar, valorar y respetar la naturaleza y todo lo que ella nos brinda. Compartimos semillas, plantines, consejos y cuidados para nuestras huertas”, señaló la vecina Lucrecia Pérez.
Agregó que “la huerta en el hogar, nos brinda una alimentación saludable, ayuda en la economía familiar, y nos enseña a descubrir y valorar todo lo que la naturaleza nos regala cada día. Además de cosechar semillas y hacer plantines para poder compartir con los vecinos. Hace un tiempo me acerqué al CIC para solicitar semillas, y me encontré con una gran familia”.