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Ética, ese término cada vez más divorciado del Kirchnerismo

Días pasados, el precandidato a diputado nacional por el kirchnerismo, Enrique Cresto, llegó a Gualeguaychú para continuar con su campaña electoral.

Entre las actividades desarrolladas mantuvo un encuentro proselitista junto al intendente Piaggio y concejales en la sede de la Caja de Jubilaciones Municipal de la ciudad.

Maquillado de “reunión con sectores sindicales” fue ni más ni menos que un acto de campaña en un lugar muy caro a los sentimientos de los empleados y jubilados municipales quienes vieron cómo se usaba su casa con fines partidarios.

Es un capítulo más de las “confusiones” reinantes en los distintos eslabones del kirchnerismo, respecto de lo público, lo privado, lo institucional y lo partidario.

Obviamente estamos en presencia de un acto que une la ausencia de lo ético y las cuestiones judiciales que se desprenderán de las falencias en el mantenimiento del edificio de la Caja.

Resulta increíble que aún se sigan repitiendo hechos de este tipo, donde el abuso del poder político lleva a las autoridades públicas a no discernir los límites entre lo institucional y lo partidario, dejando de lado los derechos de los pasivos municipales que con mucho esfuerzo han aportado para tener una sede en condiciones y hoy ven que la prepotencia y las decisiones inconsultas de unos pocos los ningunean.

Deberían recordar el intendente Piaggio y el presidente de la Caja, Gustavo Vela, que ésta última representa al universo de pasivos municipales y que no todos abrevan en el kirchnerismo, y que, si así fuera tampoco es lugar para un acto partidario de ningún signo.

En otro orden, y en nuevo capítulo que engrosa los dobles discursos, el 17 de agosto pasado en ocasión de la visita del gobernador Gustavo Bordet, se realizó un acto en el salón del Concejo Deliberante (donde se entregaron convenios de obras) con un aforo muy por encima de lo permitido. Es el mismo salón donde no se autoriza –salvo contadas excepciones- el ingreso de vecinos a las sesiones del cuerpo legislativo por cuestiones sanitarias.

Ambas acciones marcan, como espejo de los bochornosos hechos de Olivos, que desde la óptica del kirchnerismo –cualquiera sea su nivel- la ética es un término que les es ajeno, al tiempo que entienden que existen leyes y obligaciones para todos los ciudadanos, pero que no resultan aplicables al poder político.

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