La crisis sanitaria y económica que provocó el Coronavirus empeoró los indicadores sociales en todo el país. Desde finales de 2019 el índice de pobreza tuvo un incremento de 5,5 puntos porcentuales. De esta manera, como consecuencia de la pandemia unas 2,8 millones de personas fueron empujadas bajo la línea de la pobreza en los últimos meses.

La indigencia, es decir la población que no pudo cubrir la canasta alimentaria, alcanzó los dos dígitos y llegó a 10,5 por ciento. Así, un total de 4,8 millones de personas son consideradas indigentes.

La ciudad de Concordia es la que más altos índices de pobres tiene: 52.2 por ciento de sus ciudadanos, mientras que la indigencia es de 12 por ciento.

El fuerte aumento en la cantidad de personas inactivas que reflejó la semana pasada el Indec en su último informe sobre el mercado laboral, mostró que 2,5 millones de personas dejaron de percibir ingresos por sus empleos, la mayoría informales o cuentapropistas. El desplome de las remuneraciones de ese sector implicó que muchos hogares caigan bajo la línea de pobreza.

De acuerdo al informe oficial, el ingreso promedio de los hogares pobres fue de $25.579, mientras que la canasta básica total (que incluye alimentación, salud, educación e indumentaria, entre otros aspectos), fue de $43.785.

De esta manera, la llamada “brecha de pobreza” -es decir la diferencia entre la remuneración promedio en los hogares pobres y la CBT- fue de 41,2 por ciento, la más alta en los últimos años. Dicho de otra forma, las familias bajo la línea de pobreza estuvieron a 18.000 pesos en promedio de poder cubrir la canasta básica.

Analizado por centros urbanos, el Gran Buenos Aires registró en el primer semestre de 2020 un índice de pobreza de 47,5 por ciento, un incremento de siete puntos en relación a 2019. Además, el 13,6 por ciento de los habitantes es considerado indigente.

El índice de pobreza más alto del país fue el de Concordia (Entre Ríos), con 52,2 por ciento mientras que el más bajo fue el de la Ciudad de Buenos Aires, con 17,3 por ciento.

El Gobierno trató de responder a un impacto como el que se esperaba sobre la pobreza con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de $10.000, que Anses pagó cada dos meses a unos 9 millones de personas. Las estimaciones oficiales afirman que de no haberse implementado el IFE, el aumento de la pobreza y la indigencia hubiera sido incluso mayor.

Según un cálculo que hizo meses atrás el Ministerio de Desarrollo Productivo, el de Economía y el Desarrollo Social, el beneficio habría impedido que entre 1,4 y 2,8 millones de personas caigan durante la cuarentena bajo la línea de la pobreza. Y al tomar en cuenta otras medidas sociales -refuerzo de jubilaciones y AUH, tarjeta Alimentar, entre otras- esas cifras subirían a entre 2,7 y 4,5 millones de personas.

El reporte del Indec cubre el primer semestre completo, por lo que incluye un promedio entre los índices del primer y segundo trimestre. Pero al analizar los dos trimestres de forma separada se refleja el impacto de la pandemia entre abril y junio.
Fuente: R2820/TN
Concordia Estadísticas Oficiales
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