Las Gigantes, plantel del que es parte la oriunda de Gualeguaychú, Celia Fiorotto, no pudieron disputar su encuentro con Colombia por un error de principiante: equivocar el color de camiseta a llevar.

Las chicas no tienen la culpa de lo ocurrido y alguien deberá dar explicaciones. Se le dio por perdido el partido y quedaron afueras de la semifinales.

Mil escenarios posibles en la previa, pero ninguno parecido al que se vivió esta tarde en Lima. Las Gigantes debían jugarse un encuentro clave para sus aspiraciones de semifinales ante Colombia, pero ni siquiera pudieron ir al salto inicial.

Pese a tener el cronograma desde hace días, y haber llegado al estadio con más de una hora de anticipación, ninguno de los dirigentes que acompañó a la delegación detectó un pequeño detalle: las chicas debían jugar de blanco y no de azul.

Por la distancia entre la villa panamericana y el estadio, era imposible que pudieran llegar a tiempo con el cambio de vestimenta.

Mientras nuestras chicas masticaban bronca, e intentaban hablar con los árbitros y los organizadores buscando una solución, del otro lado, donde sí había dirigentes presentes y de peso, le pedían a los jueces que cerraran la planilla y le dieran por ganado el match a Colombia.

Primó el reglamento. Colombia tomó sus cosas y se dirigió al vestuario. Minutos después la terna arbitral hizo lo propio.

La imagen final es la que pinta la más triste realidad: Las Gigantes, en soledad, se quedaron en el banco de suplentes buscando una explicación.

Claramente la culpa no es de las jugadoras. Al contrario. Ellas, como tantas veces, salieron a dar la cara y buscar dar vuelta una situación irreversible.Los dirigentes de Colombia hicieron lo que correspondía. Esperaron los 15 minutos que indica el reglamento y pidieron los puntos. La resolución no se hizo esperar. La organización le dio el partido por perdido a la Argentina y las chicas quedaron afuera de la posibilidad de clasificar a las semifinales de los Panamericanos.

Posiblemente la cúpula dirigencial de la Confederación Argentina de Basquetbol (CABB) exigirá renuncias, tal vez hacia los coordinadores deportivos que fueron al evento y cometieron tan terrible error. En esta oportunidad no se puede cargar las tintas sobre el utilero, debido a que el femenino fue sin ese auxiliar a Lima.
El coordinador del equipo que asumió la culpa
En su cuenta oficial de Twitter, Hernán Amaya, coordinador de equipo nacional femenino y miembro de la CABB, asumió ser el responsable del bochornoso error por el que Las Gigantes fueron eliminadas y aclaró que ya presentó su renuncia.

Ante la rápida repercusión en las redes respecto a lo ocurrido y a las posibilidades que tienen los diferentes deportistas de participar en estos eventos, Amaya lanzó un segundo tuit, defendiendo lo trabajado desde la Confederación.
tristeza
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