En consecuencia, se “reestablece esa obligación a partir del 17 de octubre”. “Les pido que al asistir a las celebraciones continúen siendo muy atentos en el cuidado propio y de los demás observando estrictamente los protocolos establecidos para evitar cualquier riesgo de contagio”, recomienda Mons. Zordán en su carta.
Más adelante aclara que “esta obligación no se aplica a los que padecen alguna enfermedad y a los que tienen sospecha de estar afectados por el covid o han estado en contacto con personas que cursan esa afección”.
“Animo a los fieles de nuestra Iglesia diocesana a participar de forma presencial en la Eucaristía dominical en las respectivas parroquias o capillas, siendo conscientes del sentido de centralidad que tiene la Eucaristía en la vida de cada bautizado y de la comunidad cristiana, por ser “fuente y cumbre de toda vida cristiana”.
“Igualmente animo los párrocos, demás sacerdotes y diáconos permanentes a que acompañen con delicada caridad pastoral el regreso de los fieles a la presencialidad siendo creativos en la implementación de acciones pastorales y catequísticas para que se pueda recuperar lo más pronto posible el sentido de la obligatoriedad de la misa dominical”, expresa Zordán al tiempo que concluye la misiva “invocando la intercesión de la bienaventurada Madre de Dios, patrona de nuestra Iglesia diocesana con el título de Nuestra Señora del Rosario”.
