Con la decisión del Gobierno nacional de reactivar la extracción de gas y petróleo, las areneras ubicadas en la ruta 45 volvieron al trabajo y a inundar los campos con el agua del lavado de la arena.

Después de meses de sequía y con los niveles de los ríos aún por debajo de los niveles normales, “en pocos días de extracción, los campos ya se están inundando a un ritmo muy rápido”, denunció Armando Cadoppi, propietario del establecimiento La Filiberta. En una semana, se anegó más del 25 por ciento de su campo.

Durante cinco años, de 2016 a 2020, cerca de 50 mil hectáreas se inundaron en un 70 por ciento, quedando, como consecuencia, prácticamente improductivos por la acción de las areneras. Con Vaca Muerta produciendo otra vez, el problema vuelve a manifestarse con la misma intensidad. “En poco tiempo se volverán a inundar los campos que queden por debajo de los arroyos Cuartillo y Carqueja”, explicó Cadoppi.
Cualquier correlato con la realidad
La realidad es que, después de un año muy duro en la actividad hidrocarburífera, producto del derrumbe del consumo y de los precios del gas y del petróleo, Vaca Muerta volvió a producir.

La cantidad de fracturas para hacer nuevos pozos repuntó el mes pasado y se acercó a los niveles de julio de 2019, antes de que se congelaran los precios de los combustibles y se pospusieran los aumentos en las tarifas de luz y de gas. Y da la impresión que la actual realidad en Vaca Muerta entusiasmó a los dueños de las areneras.

“Afecta inevitablemente a Entre Ríos, porque las areneras han vuelto a extraer y perjudican a los campos cercanos a sus instalaciones”, denunció Cadoppi.

La extracción de arena en Ibicuy genera la pérdida de la capacidad productiva de los campos a perpetuidad, sea por minería o por la inundación que causa por mala praxis en los procedimientos.

El impacto productivo, económico, social y ambiental que generan las areneras en la provincia es similar al modelo depredador y extractivista de Vaca Muerta, una formación geológica de petróleo de esquisto, situado en la cuenca neuquina de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza, donde las consecuencias de la explotación con fracking están a la vista.

En Entre Ríos, durante años se extrajeron silenciosamente cientos de camiones de arena destinados a fabricar vidrios especiales por la calidad de sus arenas. Con el advenimiento de Vaca Muerta los cientos pasaron a ser miles, pero ya diariamente y no en años como entonces.
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En la cuenca de Vaca Muerta se observa la destrucción por el anegamiento de cientos de miles de hectáreas, porque el “agua del lavado” lleva consigo la arena que, por su granulometria, no se utiliza para la explotación petrolera en la provincia de Neuquén.

“De la misma manera se tapan los arroyos que permitían la salida franca del agua hacia el río Paraná. La inundación que generan estas areneras es tan dramática, que todos los campos que están lindantes y abajo de las areneras, permanecen inundados, a pesar de la sequia que nos azotó. Los arroyos que permitirían la salida del agua, no pueden drenar esta cantidad de excedentes generados por la actividad minera y están cada vez más obstruidos”, advirtió el productor, visiblemente preocupado.

Para Cadoppi, “la solución pasa por que esa agua del lavado de arena se derive directamente al Río Paraná. Además, es tiempo revisar las presentaciones sobre impacto ambiental que hicieron esas areneras, explicando qué sucedía con el agua que derivaban a los arroyos que, objetivamente, inundan campos aledaños por más de 50 mil hectáreas”.
Vaca Muerta en Entre Ríos
Según estimaciones, por día salen más de 100 camiones con 50 toneladas de arena cada uno. Y lo peor es que es posible que en breve se dupliquen.

“Con este nuevo ritmo de extracción de arena y derrame de agua a los campos quedó a la vista el desastre económico, social y ambiental que está actividad provoca en zonas que nada tienen que ver con la extracción de petróleo y gas, a cientos de kilómetros”.

La extracción de arena genera que los campos en los que se vuelca el agua que las areneras utilizan para su lavado, queden improductivos de por vida. Es decisión de la Provincia y la Nación decidir la continuidad o no de esta práctica.
Acciones legales
Si no hay una solución inmediata, la única alternativa que le queda a los productores afectados es presentar una acción cautelar, pidiendo detener la extracción, hasta tanto las areneras realicen las obras que aseguren que las propiedades no volverán a inundarse.

Cadoppi agregó también que realizarán las denuncias ante los organismos y funcionarios provinciales y locales que corresponda. “No nos vamos a detener, ya estamos hartos de la depredación, y si no cuidamos nosotros los recursos naturales, ¿Quiénes lo harán?”.

Y aconsejó “revisar las presentaciones del impacto hídrico que presentarán las areneras y la sumatoria de todos ellos, ya que, evidentemente, no se corresponde con la realidad, habida cuenta que desde hace más de una década están inundando los campos aledaños”.

Fuente: AIM
Medio Ambiente
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