Andi Davrieux, la reina 2023 del Carnaval, abrió la pasarela José Luis Gestro. Por detrás, una luz azul brilló en la puerta y la comparsa del Centro Cultural y Social Sirio Libanés dio el primer paso. El sonido de un tambor y las voces de Caravana de Carnaval despertaron la calurosa noche.
A decir verdad, el clima se las puso difícil a los integrantes de Kamarr, O'Bahía, Papellitos y Marí Marí -sobre todo a los árabes y los del oeste que tienen trajes largos y escuadras “muy vestidas”-. El desfile arrancó con 29 grados de temperatura y la sensación térmica arriba de los 34, con alta humedad.
La energía de un colectivo que sabe que puede ir por la corona, que añora desde hace años, se transmite desde la pasarela a las tribunas. Hay una clara actitud ganadora en Kamarr.
El desempeño de la batucada “Las Audaces” tiene la fuerza de la apertura de la banda y junto a la carroza de cierre donde el joven iniciará su camino de reconciliación con la naturaleza y el poder de las tradiciones ancestrales, le ponen el broche de oro a una pasada memorable de la comparsa ideada por Adrián Butteri y Raulo Galarraga.
Un cielo para Ana
A las 23:06 comenzó a sonar en vivo Bahiana de Carnaval y se hizo realidad el mágico cuento de “Vuela” que el director Fabián Scovena creó en homenaje a Ana Peverelli.Las alas de la noche se desplegaron y el reloj de arena de la comparsa O'Bahía del club Pescadores hizo “volar” el tiempo.
El “uuhooo bahía, uuhoo bahía fue coreado a lo largo de los 500 metros del Corsódromo ya repleto de asistentes. La gran noche quedó retratada en la esperada foto del fin de semana extra largo que tiene a la ciudad como una de sus protagonistas.
El dinamismo de los portabanderas obahienses deja lugar a una lograda comisión de frente que presenta a Mia Feeney, la nieta de Ana, interpretando el personaje de su abuela hacedora del carnaval.
La historia avanza como los aviones de papel que los integrantes de la carroza de apertura lanzan a la gente que responde con el chapa chapa y las palmas patentando una de las mejores performances de la comparsa en esta edición.
Luego de las coloridas escuadras cargada de buenas vibras, el agite terminó en ovación para la batucada “Ritmo Demoledor” y la pasista Martina Giglia que coronan un show de samba que nada envidia a Brasil concluyendo una pasada que superó los 60 minutos pero que llenó de orgullo a los “pescaditos”.
Un ser nórdico invadió Gualeguaychú
Con los primeros minutos del lunes, “Valké” se apoderó de las almas y desde el “oeste se acercó una tribu celeste y blanca arrasando en el carnaval”.La Papelitos de Juane Villagra narra la experiencia de un guerrero de las frías tierras nórdicas al norte de Europa que se reveló contra su padre y su reino, pero lejos de ir a una guerra instauró la liberación hacia el disfrute y la diversión.
En ese mundo de “ilusiones la pasión del carnaval es más fuerte y derrite los témpanos de hielo como el abrazador sol entrerriano.
“Somos diferentes”’arenga Papelitos y lo es porque hace explotar de locura a las tribunas.
Plumas, esculturas en tres dimensiones, terciopelos, lanas trenzadas y pieles la distinguen por su nivel de confección y la calidad de los detalles. A eso se suma la espectacularidad de sus carrozas que no solo son las de mayor tamaño sino también las que más se destacan en el Corsodromo.
La complicidad entre el público y los integrantes papeliteros es única y se luce cuando se agitan las linternas de los celulares acompañados de los vientos de la orquesta. Es una llama que permanece encendida a través de los años. Dos condimentos son esenciales en ese mutuo amor: la potencia y calidad de la banda Furia del Oeste -cada vez más sólida y dueña de una sello distintivo- y la solvencia técnica y artística de la batucada “Los Pibes”.
Al cierre de Pepelitos otra vez se apagó el sonido del Corsodromo y los rostros de la dirigencia fueron serios. A pesar de ese inconveniente que sufren por segunda noche consecutiva, será una tarea difícil quitarle el tricampeonato a los de Juventud Unida.
Cada noche es un “Amanecer prometido”
La clausura de la octava noche fue centralista. Con el peso de ser la comparsa más laureada y la más famosa del país, Mari Mari salió con un público que estaba eufórico tras el magnífico despliegue de sus tres antecesoras.Nadie abandonó sus lugares esperando la coreografía de la experimentada Agustina “Achu” Díaz junto a una comisión de frente que se destaca por su gran calidad.
Los detalles del fuego que sale de los libros y el juego de tomar el sol naciente con las manos para “energizar” al resto de la comparsa funciona literalmente porque es el impulso que se late hasta la llegada de la batucada La Aplanadora.
Cuando Juan Boari, el gran animador de la banda Toque de Samba gritó “y que viva el carnaval” el público respondió con el chapa chapa, las palmas y danzando en sus lugares. La alegría fluyó de las tribunas a la pasarela y viceversa en una gran simbiosis en honor al Rey Momo.
La historia de un sol que renace para devolver la luz y, con ella, la vida a la naturaleza se narra en escuadras que varían en tonalidades, telajes y perlas que le dan brillo y esplendor. El salto de calidad de la primera noche en adelante fue exponencial en la comparsa de Central Entrerriano.
Mari Mari fue la fiesta que el Carnaval del País necesitaba y la noche cerró siendo quizás la mejor de este año gracias a la entrega y la pasión de miles de integrantes de la industria cultural más importante de la provincia de Entre Ríos.
