Elsa Asrilevich

El Coronavirus y la Obesidad, la otra pandemia

Recientemente, publicaciones médicas destacan que el COVID-19 es un grave problema de salud exacerbado por la pandemia de Obesidad preexistente.

La Obesidad es una patología compleja relacionada con el estilo de vida, el ambiente y la genética. Se la conoce como el incremento de la grasa corporal, generalmente acompañado por aumento de peso, que condiciona la salud del individuo.

La OMS cataloga la obesidad como una enfermedad de tipo no infecciones que causa muertes por patologías relacionadas. En Argentina, según datos de la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR 2018), 7 de cada 10 personas se encuentran en esta condición y los grupos sociales de menores ingresos son los que se encuentran más afectados, ya que gran parte de su alimentación se basa en productos ultraprocesados de baja o nula calidad nutricional y con excesivo contenido de azúcares y sal. La 4º ENFR también reveló que las generaciones más jóvenes consumen el doble y hasta el triple de productos de panadería y bebidas azucaradas.

Luego de convivir un año con la pandemia por coronavirus se observa que algunas patologías, como la obesidad, fueron desatendidas, y; por el contrario se incrementaron. Se sabe que los pacientes obesos, los adultos mayores y las personas con afecciones de salud previas, como diabetes o enfermedades cardíacas puede aumentar su riesgo de padecer Covid-19.

La obesidad es el factor de riesgo número uno para desarrollar un caso grave de COVID-19 en personas menores de 55 años. Debido a su frecuencia, las personas no siempre ven la obesidad como anormal, pero es importante saber si el peso es un factor de riesgo de COVID-19, así como de otras afecciones de salud.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué comemos tan mal? La amplia oferta de alimentos ultraprocesados, de alto costo y escaso contenido nutricional, ricos en calorías, y pobres en principios nutritivos conspiran con la alimentación saludable. A ello se le agrega el estilo de vida sedentario, en el contexto actual, con nuevas modalidades que nos invita a quedarnos en casa. Incluir alimentos frescos, comprados en comercios de cercanía, donde sabemos de dónde vienen, al menos 5 porciones de frutas y verduras, de distintos colores, así sabemos que incluimos distintos principios nutritivos; lácteos descremados, cereales integrales, aceites, huevo, carnes magras, pescados.

¿Cómo sé si estoy en el peso adecuado?
La medición del índice de masa corporal (IMC) es una herramienta práctica y rápida para detectar el peso adecuado en los adultos.

En adultos, el índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo peso en kilogramos por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2).

La OMS define el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25 y la obesidad como un IMC igual o superior a 30 kg/m2. Podemos graficarlo de la siguiente manera:
- Bajo peso: IMC< 18.5 | - Peso Normal: 18.5 – 24.9 | - Sobrepeso: 25 – 29.9
- Obesidad I: 30 – 34.9 | - Obesidad II: 35 – 39.9 | - Obesidad III: < 40

¿Cuáles son los grados de obesidad en los que impacta más el Covid?
Un IMC de 35 o más aumenta el riesgo de que una persona desarrolle un caso grave de COVID-19; mientras que un IMC de 40, duplica el riesgo.

Las diferentes clases de obesidad tienen características propias que demandan ser reconocidas, abordadas y tratadas de manera diferenciada, también cuando se lo hace en el marco de la enfermedad COVID-19.

En virtud de ello, resulta necesario precisar las características y los tipos de obesidad existentes, a los fines de determinar cuál de ellas se constituyen como un factor de riesgo para contraer el virus SARS-COV2 .

Diferentes estudios realizados en el mundo demostraron que las personas con IMC igual o superior a 35,0 kg/m2 (Obesidad Clase II y III) son las que podrían tener moderado a alto aumento del riesgo de peor evolución.

Actualmente la autoridad sanitaria incorporó dentro del listado de personas que forman parte de grupos de riesgo a las personas con obesidad; y redujo el punto de corte del IMC a partir de 30 para acceder al esquema de vacunación. Esto permite actuar en etapas previas de la enfermedad, y disminuir las consecuencias.

¿Cómo prevenir la obesidad?
Algunas recomendaciones importantes serian consultar con un profesional matriculado, ya sea en su consultorio particular, en un centro de salud, o en el hospital Centenario. Ahí lo van a asesorar según sus necesidades.

Incluir la consulta nutricional, en el chequeo anual, permitiría que la población acceda a recomendaciones acerca de la alimentación saludable, trabajar en la prevención de enfermedades, y favorecer una vida plena.

Las pautas de alimentación saludable, son conceptos que los niños entienden, que, incorporados desde etapas iniciales, ya aprenden seleccionar en la góndola del almacén.

Muchos nutricionistas argentinos apoyamos la Ley de etiquetados nutricional. La ley incorpora en el envase octógonos negros que advierte el aporte alto en calorías, exceso de sodio, grasas poco saludables. Actualmente, la ley se encuentra en el congreso.

Pero, por el momento les dejo algunos consejitos de cómo seguir un estilo de vida saludable. Las pautas alimentarias recomendadas son:

Consumir agua segura y potable, en cantidades suficientes.

Incluir lácteos descremados

Incluir frutas y verduras de estación, 5 porciones diarias.

Incluir huevo, que aportan proteínas de buena calidad.

Carnes magras, pollos sin piel, o pescados frescos.

Incluir cereales, preferentemente integrales,

Disminuir el consumo de alimentos con alto contenido de azucares refinados, como golosinas, gaseosas, azúcar de mesa, dulces.

Evitar el consumo de bebidas alcohólicas o disminuirlo a una copa diaria.

Elegir alimentos variados, de todos los grupos de alimentos; como lácteos descremados, frutas y verduras, variadas y de estación; carnes de todo tipo, con poca grasa, cereales y derivados, pueden ser integrales, legumbres y aceites en forma medida.

Restringir fiambres y embutidos, aderezos, snaks.

Al comer, tomarse u tiempo razonable, es mejor dedicarles al menos 30 minutos a las comidas principales, masticar muchas veces, evitar las pantallas mientras se consume alimentos. Es recomendable realizar al menos 3 ingestas diarias.

Mantener un estilo de vida activo, moverse más, realizar pausas activas, deportes, caminatas o trote.

Y sigamos cuidándonos, usa tapabocas, practica el lavado de manos y manteen la distancia social, ¡Ya falta menos!


Lic Elsa Asrilevich [MP 161]Nutricionista Hospital Centenario Profesor Titular UNER Magister en Salud familiar y comunitaria

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