Presidida por el obispo Héctor Zordán y con la participación de sacerdotes y diáconos, religiosas y fieles representando a todas las parroquias, en la tradicional celebración se bendijeron los aceites que serán usados este año para los diversos sacramentos, como el bautismo, la confirmación y la unción de los enfermos.

Mons. Zordán hizo referencia en la homilía a dos aspectos destacados por las lecturas del día: el ser ungidos y la misión que ello implica. Por eso recordó en primer lugar que “Jesús es el Ungido por el Espíritu, consagrado por el poder de Dios” e invitó a mirarlo, redescubrir su presencia y dejarnos tocar por Él, “que nos ofrece la unción con el óleo del consuelo y de la alegría; sanadora para tantos corazones heridos en estos momentos de mucha oscuridad y desconcierto; en este tiempo de desgarros y de abatimiento”.

El obispo agregó que la unción que hemos recibido en el bautismo y la confirmación ha significado una misión: “ser enviados en medio de los hombres y mujeres que comparten con nosotros la vida, el mundo, la historia, ofreciéndoles el óleo de la alegría y del consuelo”.

Por eso, dijo, “tenemos para ofrecer nuestra experiencia de encuentro con el Señor y la vivencia transformadora de su gracia. Esta es nuestra riqueza y la ofrecemos con alegría allí donde vivimos lo cotidiano”. “Necesitamos redescubrir y dejar que actúe el dinamismo misionero de nuestra vocación bautismal”, remarcó.

Pero también el bautismo nos ha incorporado al Pueblo de los bautizados: “Somos una comunidad de ungidos; y nuestras comunidades no escapan a la dinámica de la unción: “como Jesús, ungidos para ungir”, dijo.

Así, Zordán consideró que “es imprescindible que cada comunidad ofrezca siempre más a la gente de nuestro tiempo el encuentro con Jesucristo”. “Es urgente que la acción pastoral en nuestras parroquias, en nuestras capillas, en nuestros colegios, en los grupos y movimientos parroquiales y diocesanos, cuide cada vez más esto: el anuncio de Jesucristo y la invitación a encontrarse con Él. Quizás nos hemos dedicado demasiado a cuidar lo poco que tenemos y a atender cosas que no son esenciales, y nos hemos olvidado de lo fundamental. Si no ofrecemos y cuidamos un encuentro con el Señor muerto y resucitado, se desvaloriza o pierde sentido todo lo otro que podamos hacer o aquello a lo que podamos dedicarnos”.

Y finalmente a los sacerdotes presentes les recordó que “fuimos llamados, ungidos y enviados para ungir ofreciendo el óleo de la gracia, de la paternidad espiritual y de nueva la fraternidad, de la alegría y del consuelo, a todos los que se acercan buscando la ternura materna de la Iglesia. ¡Cuánto necesita la gente de nuestro tiempo que estemos dispuestos a ofrecerles con generosidad “el óleo de la alegría”, que nosotros recibimos gratuitamente del Señor!"
Pascuas de resurrección Religión
Suscribirse a nuestro newsletter
Y manténgase siempre bien informado.

¡Suscripción exitosa!

Gracias por elegirnos para informarte.

Lo sentimos, se ha producido un error inesperado

Por favor intente nuevamente

¿Qué opinas? Dejanos tu comentario sobre esta nota

Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación... [X]

Comentarios ()

El comentario no será publicado ya que no encuadra dentro de las normas de participación de publicación preestablecidas.

¿Deseas denunciar este comentario?

No Si
Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación... [X]