En lo que respecta a nuestra región, América Latina y el Caribe no es ajena a dicha tendencia, pronostican una caída del -7,2 por ciento en 2020 (Brasil -8 por ciento, México -7,5 por ciento, Argentina -7,3 por ciento, entre otros).
El caso de Argentina, su PBI presenta en los primeros 8 meses del año una merma del -12,5 por ciento (interanual), sin embargo en la serie desestacionalizada agosto 2020 mostró un incremento del 1,1 por ciento con relación a Julio 2020.
El estimador mensual de actividad económica comenzó su recuperación a partir de mayo y ha continuado creciendo desde entonces (20,43 por ciento) estando actualmente en niveles similares a marzo 2020 (126,25) cuando la pandemia comenzaba a mostrar su impacto económico. Todavía lejos de los 141,05 puntos en los que se encontraba en febrero (11,43 por ciento más del actual 126,58).
política.
Se puede visualizar que el mes de enero las actividades propuestas se encontraban en baja (solo patentamiento de autos usados aumentó), marzo primer período de pandemia –solo 10 días ya que el 20/03 se dictó el confinamiento– demuestra una caída abrupta que se profundiza en abril –fue el período con guarismos catastróficos–.
En el caso de la producción de automóviles, su caída arrojó el 100 por ciento respecto del mismo período del año anterior. Dicho fenómeno se puede extrapolar a la mayoría de las actividades económicas de Argentina. También, es dable destacar, que dicho mes –el llamado mes negro– a nivel mundial se registraron los peores indicadores macroeconómicos.
Asimismo, se pone en relieve, que en los primeros 9 meses del año, la balanza comercial obtuvo un resultado positivo del orden de los 10 mil millones de dólares, cifra que no se obtenía desde hace 30 años. Si auscultamos los componentes y causas de dicho superávit comercial, podemos explicarlo por una caída abrupta de las importaciones (sustentada por recesión y caída del consumo) y por otra parte, un aumento del 10 por ciento interanual de las exportaciones de bienes primarios.
Si bien la economía comienza a normalizarse a valores previos a la pandemia la situación macroeconómica está lejos de ser alentadora, las expectativas del mercado no son satisfechas para proyectar una mejora en el mediano plazo –pese a ley de blanqueo ingresada al congreso con fines de reactivar los desarrollos inmobiliarios-, la falta de cambios estructurales, de una propuesta institucional y macroeconómica sólida abonan a
un contexto de incertidumbre mundial potenciado por la recesión propia de nuestro país previo a la pandemia.
