Roberto Romani

Tiempos de amor y heroísmo

Ante las dificultades que atraviesa la humanidad en estos días, se hace indispensable poner al servicio de nuestros objetivos y de nuestros sueños, los mejores compromisos ciudadanos y las auroras de los más altos sacrificios.

Los entrerrianos, desde muy gurises, supimos los nombres de aquellos hombres y mujeres que dejaron una huella indeleble en la tierra montielera y en la piel sensible de los habitantes del verde misterio. Algunos defendieron a pura lanza y coraje las libertades del pueblo e hicieron posible la organización de la República. Otros, por los caminos del abecedario, florecieron en las aulas con fundamento patriótico. Todos, entregaron la provinciana savia que valoran nuestros hermanos, y que se expande luminosa por los altos principios de la esperanza argentina.

Hoy, como ayer, debemos mirarnos a los ojos, tomarnos fuertemente de las manos , derrotar a este flagelo y hacer posible que las voluntades serenas de los queridos labradores, que señalaron la comarca con arados y chamarritas, vuelvan a ser un espejo donde mirarnos para siempre.

La férrea decisión de nuestro gobernador Gustavo Bordet, acompañado por un millón de brazos fraternos, junto al Presidente de la Nación y una legión de coraje que abarca todo el país, nos obliga a ensillar una vez más el potro de la esperanza y resistir con todas nuestras fuerzas y convicciones las sombras de la resignación.

Pensemos cuántas veces se nos fue la vida entre reyertas y gestos duros, con los sinsabores de viejas envidias y fríos absurdos.

Pero aún podemos salvar la alegría; andar nuestras primaveras de verdad y justicia, aunque para ello dejemos jirones de nuestro corazón generoso y bueno.

En estas horas, que nos junta la incertidumbre y el dolor, en la quietud de nuestros hogares, debemos alumbrar las almas gemelas, debemos dar al mundo la respuesta clara y contundente del buen entrerriano; del buen argentino.

Debemos con nuestra actitud de entrega infinita a los hermanos de patria y de cielo, honrar a los abuelos adormidos y encender la voluntad de Dios en los pechos niños.

Y dejar para los nuevos tiempos un maravilloso legado de amor y heroísmo.

(*) Roberto Romani es Asesor Cultural de la provincia de Entre Ríos.

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