Julieta Rabinovich
¿Vivir para trabajar? No, al revés
Un clásico en las entrevistas laborales es la pregunta: “¿Hacia dónde proyectás tu carrera?”. La respuesta más común y automática puede ser que uno se ve liderando equipos, una afirmación que denota "ambición" y una trayectoria de crecimiento. Sin embargo, ¿qué significa realmente? Supone asumir más responsabilidades, tener personas a cargo y soportar una mayor presión.
Durante décadas, esta visión de progreso estuvo siendo considerada como el camino natural para alcanzar una "carrera exitosa". Se entendía que avanzar significaba necesariamente escalar posiciones verticalmente dentro de una estructura empresarial.
Para muchas personas, este enfoque sigue siendo válido, ya que aspirar a un mejor sueldo o mayor reconocimiento parece vincularse directamente con el ascenso jerárquico. Sin embargo, esta lógica no resuena de la misma manera entre las nuevas generaciones.
Según Carolina Borracchia, este enfoque no resuena igual para las nuevas generaciones. En su libro Los jóvenes no sueñan con compañías, Borracchia destaca que los jóvenes ya no se ven reflejados en estas aspiraciones tradicionales de poder y liderazgo. Para ellos, el éxito no pasa necesariamente por ocupar posiciones de mando, sino por lograr una carrera alineada con sus valores, su bienestar personal y la libertad de tomar decisiones sobre su tiempo. En lugar de desear posiciones de mando, buscan autonomía, diversidad de experiencias y proyectos que realmente les apasionen.
Hoy, esta idea de éxito tradicional basado en una escalera corporativa vertical se transforma en la búsqueda de un enfoque más horizontal y flexible. Ya no se trata de escalar constantemente hacia la cima, sino de encontrar un equilibrio entre lo profesional y lo personal. Además, el disfrute del tiempo libre se convirtió en una necesidad fundamental, aunque muchas veces no sea bien visto por una cultura que parece valorar vivir a full.
Sin embargo, el costo de esta libertad no siempre es bajo. Como se muestra en el documental Cómo ganar plata de Ofelia Fernández, muchos jóvenes se enfrentan a la precarización laboral y la inestabilidad para mantener esa independencia. En el caso de Nadia, de 24 años, quien se dedica a ser manicura, aprendió su oficio a través de cursos y plataformas como TikTok. Aunque hoy se sostiene con su propio trabajo, es su propia secretaria, community manager y generadora de contenido. A pesar de la incertidumbre financiera, Nadia elige esta vida porque no se imagina a los 40 años en un solo empleo.
Lo mismo ocurre con Alexis, un joven repartidor de aplicaciones. Cuando Ofelia le pregunta si cambiaría su trabajo por otro que le ofreciera los mismos ingresos, pero con vacaciones y jubilación, él responde que no. Prefiere su libertad e independencia antes que estar "esclavizado" por un aguinaldo o unas vacaciones.
Esta realidad refleja cómo para muchos jóvenes, el trabajo ya no es un fin en sí mismo, sino un medio para vivir. La frase “vivir para trabajar” fue reemplazada hace tiempo por “trabajar para vivir”, donde se le da más importancia a los intereses personales, el bienestar mental y el impacto social que al ascenso jerárquico o la estabilidad laboral. Estos ejemplos muestran cómo las nuevas generaciones buscan moldear sus vidas de acuerdo a sus propios términos, aun cuando eso implique enfrentarse a mayores riesgos e incertidumbres.
Quizá, si en algún momento los jóvenes vuelven a aspirar a trabajar en grandes corporaciones, responderán a la pregunta: “¿Hacia dónde proyectás tu carrera?” con: "hacia trabajos donde me sienta libre y dueño/a de mi vida", nadie debería sorprenderse porque hoy no hay respuesta más ambiciosa que esa.
Fuente: Perfil