“Siempre estuve vinculada a los aviones a través de mi padre, quien hoy ocupa la presidencia del club. Siempre me despertó curiosidad, interés. Y cuando surgió la posibilidad de iniciar el curso de Piloto Privado no dudé. Sencillamente pensé que estaría bueno hacer algo que no fuera común en la ciudad. Por suerte todo fue bien. Después de algún tiempo llegó la hora de rendir y hoy disfruto plenamente de lo alcanzado” explicó.
Luisiana recuerda que en su “vuelo de bautismo” encontró el entusiasmo por la volar. “Desde allí mi relación con los aviones cambió. Lo que era curiosidad se transformó en pasión y no pude dejar de volar. Tengo muchísimos recuerdos de lo que fue mi curso, pero un hecho me marcó porque fue por demás significativo. Fue cuando realicé mi primer “toque y motor”. Me llené de adrenalina. Creo que desde allí no pude parar de volar” recordó.
Luisiana es la primera mujer en egresar de la Escuela de Vuelo del Aero Club Gualeguaychú. Con muchísima calma habla de esta situación. “Ojalá haya más mujeres que se acerquen a la institución y alcancen aquí la primera licencia de lo que puede ser una profesión. Nunca me sentí fuera o distinta. Ocupé el mismo lugar que mis cinco compañeros egresados y de todos los alumnos que conforman la escuela. Las mujeres han ganado muchísimo espacio en la aviación y la licencia de Piloto Privado es la puerta a más oportunidades” insistió.
¿Qué le dirías a un joven de la ciudad que siente interés por la aviación? preguntó R2820.
“Qué no dude en acercase al club. Quizás –en una primera instancia- no a volar, pero sí a charlar, a compartir un mate, a mirar un avión de cerca. Después se da todo. Hay un club abierto que ofrece esta oportunidad. Algunos egresados de aquí hoy vuelan en las principales líneas del mundo. Nada es imposible. Es embarcarse en un sueño. Creer y aprovechar oportunidades” concluyó.
